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Mientras se alimenta la polémica a raíz de los malos resultados que el equipo de Carlos Bianchi cosechó en sus últimas presentaciones, el plantel regresó ayer al país tras la derrota por 3-1 ante el Bolívar. Los futbolistas boquenses tuvieron el día libre y recién hoy retomarán los entrenamientos en Casa Amarilla, a partir de las 9, con vistas al partido del próximo domingo ante Central, de la segunda fecha del Clausura. Allí, el entrenador se encontrará con otro jugador chino, el volante Li Gouxu, de 25 años, quien llegó al club para que sea evaluado por el cuerpo técnico.
“A Boca no le pasa nada, porque trabajamos igual que siempre, con las mismas ganas, pero todos quieren ganarnos. Sabemos que va a ser todo muy difícil, pero hay que tener mucha tranquilidad”, manifestó ayer el defensor Luis Perea, con relación a la “crisis” que –señalan los especialistas– atraviesa el equipo de Bianchi.
En cuanto a la derrota en la altura paceña, el colombiano precisó: “La altura se siente. Hay algunos que la sienten más que otros, pero en general a todos nos costó mucho adaptarnos”. Luego, el defensor explicó: “Por momentos me quedaba sin piernas, era complicado. La cancha estaba pesada y para el rival le fue más fácil, ya que conocía el balón y el terreno. Para nosotros, lo más difícil era rematar al arco, porque no se podía medir el impulso. En cambio, cada vez que ellos pasaban la mitad de la cancha, buscaban nuestro arco. Ellos corrieron los 90 minutos y nosotros, por momentos, nos quedábamos sin aire. Aunque hay que admitir que no jugamos un buen partido”.