DEPORTES
Aprovechó el lobby marroquí, pero el voto se lo otorgará a Sudáfrica
La elección de la sede para el Mundial 2010 moviliza millones y la AFA sacó rédito de ello: cobró tres veces más de lo normal por jugar el amistoso en Casablanca, aunque los dólares no alcanzaron para comprar el voto de Grondona, que el 14 de mayo optará por el país de Nelson Mandela.
Por Gustavo Veiga
Ahora que concluyó la decolorada excursión futbolística de la Selección Argentina por Marruecos, la historia se puede contar. Los dirigentes consultados por Página/12 habían pedido una reserva que podía entenderse como circunstancial –hace ya un mes– por los 900 mil dólares que estaban en juego. Una suma que los marroquíes pagaron para que el conjunto dirigido por Marcelo Bielsa se presentara en Casablanca el pasado miércoles 28, a razón de 10.000 dólares por cada minuto del partido. La AFA sacó provecho del desesperado lobby de ese país magrebí. Y se favoreció por el receloso juego de captar voluntades que a menudo se recrea en la FIFA y, sobre todo, cuando se avecina una votación crucial, como lo es la elección de una sede para un Mundial.
Sin embargo, la Confederación Sudamericana de Fútbol (CSF) y, por añadidura, la asociación que preside Julio Grondona, respaldarán la candidatura de Sudáfrica cuando, el viernes 14 de este mes, se decida en la FIFA qué país africano organizará el Mundial 2010. Ese día, la “gran familia” del fútbol que preside el suizo Joseph Blatter, debería reparar la injusticia cometida con la nación que se libró del oprobioso apartheid en la década del 90: el despojo a que fue sometida por la alianza entre uno de los siete estados más poderosos del planeta y su corporación más famosa: la Alemania de Franz Beckenbauer y Adidas.
Decía el periodista Dante Panzeri que “la corrupción empieza cambiando nombres”. Por ejemplo, dirigentes por empresarios, clubes por empresas, administrar por gerenciar. Y la corrupción continúa cuando se cambian países, podría argumentarse en ésta, la saga de los mundiales y los fabulosos negocios que producen a su alrededor. Cuando se impuso la candidatura alemana en 2002, todas las sospechas recayeron en el neocelandés Charles Dempsey, quien habría modificado su voto a cambio de una millonaria suma de dinero. Ese sufragio resultó suficiente para que, no sólo cambiara de país, sino para que la sede del torneo se mudara de continente.
Caro, por un mundial
En ese contexto, el desembolso de 900 mil dólares que Marruecos hizo para contratar a la Selección Argentina por un amistoso de poca cuantía futbolística, sólo se concibe en el marco de una circunstancia excepcional, como la puja con Sudáfrica –y además, Egipto– para quedarse con la organización del primer mundial de la historia que se realizará en Africa. “En el mercado actual, ese partido ante cualquier otro rival se habría pagado 300 mil dólares, más unos 220 mil dólares por ser televisado”, confió una fuente de la AFA.
Libia, cuyas aspiraciones de país organizador se esfumaron muy rápido, también le había asegurado al seleccionado nacional un millón de dólares por jugar en la tierra de Khadaffi. Sin embargo, ni 1.400.000 barriles de petróleo que los libios producen por día ni el gasoducto con el que la proveen a Italia por debajo del Mediterráneo, los posicionaron como serios aspirantes al Mundial 2010. Estos argumentos esgrimía Carlos Bilardo, el ex técnico del seleccionado libio, para respaldar a ese país del norte africano hace un par de años.
El bloque de diez países sudamericanos decidió el 19 de abril en su sede de Asunción que votará por Sudáfrica. Esa postura no es ajena a la voluntad del sueco Lennart Johansson, el más importante de los dirigentes de la UEFA. Gracias a su influencia, la CSF recuperó la media plaza para las eliminatorias mundialistas que había perdido momentáneamente a manos de Blatter. La lógica de favor con favor se paga, también habría sido determinante esta vez. Por eso, todo indica que la nación donde por décadas convivieron forzadamente negros y blancos –y donde la luchacontra el apartheid de Nelson Mandela se convirtió en un símbolo– recibirá la bendición de la FIFA para quedarse con el Mundial del 2010.
Julio Grondona, el presidente de la AFA y máximo responsable de la estratégica Comisión de Finanzas de la FIFA, será el único argentino que votará el 14 y uno de los tres sudamericanos: los restantes son el paraguayo Nicolás Leoz, el dirigente más alto de la Confederación Sudamericana, y el brasileño Ricardo Teixeira. Algunas naciones europeas, en cambio, se inclinarán por Marruecos o Egipto, debido a la proximidad geográfica que tienen con el norte de Africa. Desde Brasil, candidato de antemano en todos los certámenes, llegaron a decir que las principales potencias futbolísticas de Europa jugarían como locales en esos países árabes.
Todos los competidores en carrera ya habían apelado a recursos efectistas el 30 de septiembre del año pasado cuando presentaron sus candidaturas ante la FIFA, en su sede de Zurich. Sudáfrica recurrió a la figura del mítico Mandela y al inglés David Beckham, de quien los marroquíes sugirieron que había recibido dinero a cambio de su respaldo. Estos últimos, mientras tanto, ganaron las adhesiones de Angel Villar, el presidente de la Real Federación Española, del técnico brasileño Luiz Felipe Scolari (hoy entrenador de Portugal) y de su compatriota Cafú. Egipto, por su parte, acompañó su presentación oficial con palabras del actor Omar Sharif, nacido en la tierra de los faraones.
Como se ve y aunque resulte pintoresco, cualquier apoyo vale la pena cuando se trata de organizar un mundial que significa millones de euros o dólares en inversiones, turismo y publicidad. La Argentina, en la FIFA y a diferencia de otros organismos internacionales –¡parece mentira!–, tiene derecho a voto. En ese ámbito, un sí o un no de Grondona puede valer una fortuna.