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Y el festejó finalmente llegó. Los tenistas David Nalbandian y Guillermo Cañas lograron el punto que faltaba para redondear una victoria que invita a soñar. En el marco de un Buenos Aires Lawn Tennis Club prácticamente repleto, la pareja argentina de dobles se impuso 6-3, 4-6, 6-1, 6-2 sobre los checos Tomas Zib y Jan Hernych –en dos horas 55 minutos–, y de esta forma el conjunto que conduce el capitán Alberto Mancini alcanzó un irremontable 3-0 que le permitió clasificar a los cuartos de final de la Copa Davis, donde deberá enfrentarse en julio próximo a un rival temible: Australia. La serie finalizará hoy con dos encuentros de singles, que ya no incidirán en el resultado final y que podría incluir la presentación de Agustín Calleri en uno de ellos.
Una de las imágenes más significativas y relevantes que dejó el triunfo fue el interminable y profundo abrazo que se dieron Coria y Nalbandian cuando finalizó el encuentro. Ese gesto simbolizó la buena relación que existe entre los jugadores que integran este equipo argentino, que pretende ganar la Copa Davis por primera vez en la historia del tenis nacional. Los jugadores no se olvidaron en medio de la euforia de Gastón Gaudio, ausente de la serie por lesión y de viaje por los Estados Unidos, y también le dedicaron el triunfo a Guillermo Vilas y Gabriela Sabatini, quienes los aplaudieron desde el palco principal. De esta forma, Mancini saldó con creces su debut como capitán del equipo.
En el arranque del partido, Nalbandian supo llevar con solvencia el peso del encuentro y en un primer set equilibrado. Los argentinos supieron quebrar en los momentos justos –quinto y noveno game– para quedarse con el parcial por 6-3. La historia cambió en el segundo capítulo, cuando Cañas bajó su rendimiento y los checos se animaron un poco más, especialmente en la red, con lo que lograron adjudicarse el segundo parcial.
Pero en el tercer set, cuando por primera vez las más de cinco mil personas presentes en el estadio iniciaron un fervoroso aliento, la pareja argentina reaccionó y volcó el desarrollo del juego otra vez a su favor. Ya en el cuarto, los argentinos se mostraron muy confiados y entonces los passings shots de Nalbandian tuvieron cada vez más precisión, al igual que las devoluciones de Cañas, frente a una pareja checa resignada y sin esperanzas de torcer el resultado.
Y llegó el final, con todo el público de pie, festejando una victoria lógica pero importante, que ubica a la Argentina por cuarto año consecutivo entre los ocho mejores del mundo, lo que le permite mantener la categoría para el 2006. Pero lo más significativo es que la Argentina se mostró fuerte como equipo y Australia, en el césped, ya no parece tan invencible. Habrá que esperar hasta julio para seguir escribiendo la historia de la Davis.