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Cuando un partido precisa seis minutos para ser resuelto, los exegetas celebran la contundencia y los críticos se preguntan por qué hubo que esperar tanto. Es lo que pasó ayer con Boca. La clasificación para la segunda fase de la Copa Libertadores estaba resuelta de antemano y el empate ya le alcanzaba para asegurarse el primer puesto del Grupo 8, así que el encuentro contra el Deportivo Cuenca podía ser considerado como un mero formulismo, algo parecido a lo que le sucedió a River 24 horas antes.
La formación que Jorge Benítez mandó al campo de juego confirmaba de alguna manera esa presunción, con nombres que no son habitualmente titulares. Pero seis minutos en el final del primer tiempo, entre los 35 y los 42, le bastaron al conjunto local para liquidar un pleito de una manera tan contundente que, por lo tanto, llamó la atención que se tardara más de media hora para concretar en la red. Especialmente cuando durante 20 minutos el Cuenca mantuvo el 0-0 jugando con un hombre menos, tras la expulsión de Corozo por un planchazo contra Ledesma.
Boca ejerció siempre la supremacía. Sólo le faltaba abrir la canilla, encontrar el camino del gol. Cuando lo hizo, llegó el vendaval:
35 minutos: En el medio del área visitante, Guglielminpietro sacó una volea cruzada, al ángulo, inatajable.
39 minutos: El volante goleador queda mano a mano con el arquero, lo elude y su remate da en un palo. Palermo toma el rebote y amplía la cuenta.
41 minutos: Guillermo Barros Schelotto se mandó hasta el fondo, desbordó, sacó el centro y, otra vez, Guglielminpietro mandó al fondo del arco.
Los visitantes se desanimaron, se desarmaron, se derritieron. ¿Qué había pasado? Las vallas que habían puesto entre Boca y el arco de Klimowicz sirvieron durante media hora, pero ya no existían más. El equipo ecuatoriano, ya eliminado en la fecha anterior, no tenía ánimo ni material futbolístico para ponerle otra equivalencia al enfrentamiento. ¿Por qué, entonces, Boca no aumentó en el segundo tiempo cuando dominó a voluntad? Porque, naturalmente, aflojó la concentración al no ser desafiado y los cambios que hizo el entrenador también relajaron al equipo.
Con la victoria, Boca ganó el Grupo 8 con 13 puntos, y el segundo lugar quedó en poder del Pachuca, que anoche venció 2-0 al Sporting Cristal: los mexicanos sumaron 10 puntos y dejaron a los peruanos con 7.