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Los enfrentamientos entre el fútbol de la Argentina y el de Brasil no se agotan esta semana con los partidos entre ambas selecciones mayor y Sub-20. El postre se servirá mañana a la noche en el Monumental, cuando River reciba al San Pablo, buscando un lugar en la final de la Copa Libertadores, un partido para el cual ayer se agotaron las populares.
Es un partido también cargado de un fuerte significado, por lo que sucedió en el encuentro de ida, en Brasil, una semana atrás. “Muchos creen que no podremos revertir lo que pasó en San Pablo, pero estamos convencidos de que vamos a revertir ese mal resultado. Estos son los partidos que nos permiten soñar y lo vamos a jugar con el alma”, dijo ayer Marcelo Gallardo. River debe remontar un 2-0 adverso.
Se espera que la policía despliegue un estricto operativo de seguridad para proteger al equipo brasileño y a sus hinchas de los posibles hechos de violencia. “Soy consciente de que hay posibilidades, muy grandes, de revancha de parte de los argentinos –dijo el superintendente de fútbol paulista, Marco Aurélio Cunha–. Tenemos que ir prevenidos y estar preparados para cualquier situación” que ocurra en el estadio Monumental.