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Semana clave del Mercosur
Por Alfredo Zaiat
Estos días serán decisivos para el futuro del Mercosur. No se trata del cierre de negociaciones cruciales para la industria automotriz, en las que el gobierno argentino adelantó que no se liberará el comercio a principios del año próximo, como estaba previsto. Tampoco será por la aceptación de la administración Lula del reclamo de su principal socio regional de fijar límites al ingreso de productos brasileños en sectores sensibles del mercado local. Ni por la idea de “cláusula de adaptación competitiva” que propuso Lavagna a Brasil con el objetivo de mediano y largo plazo de dar tiempo a la industria argentina para acompañar el ritmo de expansión de la brasileña. Nada de eso. Se sabe que las relaciones con Brasil tienen más de vecinos que se recelan, envidian y odian por una pelota de fútbol que de cuestiones de pensar un destino común de desarrollo. Si hasta Lula admitió que nunca había sufrido tanto viendo por televisión el baile monumental del 3 a 1 de la Selección Argentina al scratch. Y esta semana, como nunca, habrá tres partidos definitorios donde estarán en juego el orgullo futbolero entre los dos principales miembros del Mercosur.
A diferencia de la previa del partido por las Eliminatorias, la estrategia argentina para llegar al triunfo se hace más difícil de implementar para esas próximas tres batallas. La selección Sub-20 está en Holanda y la mayor en Alemania, y Leonardo Astrada optó por el camino opuesto al adelantar que River lo pondrá en un arco a los de San Pablo. Los muchachos de la celeste y blanca están lejos para repetir la estrategia del Monumental, que fue la siguiente: se repitió hasta el cansancio que los brasileños eran los mejores del mundo, que eran el Dream team. Hasta Maradona fue el enviado para sacarse fotos con ellos, incluso el Diego les aseguró también que tienen al número uno, como hizo con Ronaldhino. La táctica, más allá de cualquier dibujo posicional, tiene una base que no debe subestimarse. Esta consiste en subir el ego de los brasileños hasta el cielo, insistir que son lo mais grande do mundo. De ese modo entran dormidos de vanidad al campo de juego, oportunidad para darles un baile bárbaro.
Como se dice en el barrio, ir de punto. En definitiva, es lo mismo que le queda a la Argentina para aspirar a conseguir algo de Brasil frente al objetivo de consolidar el Mercosur.