DEPORTES › COMO SE VIVIO EN ROSARIO TODO LO PREVIO AL CLASICO
Los ganó el temor a perder
Rosario vivió convulsionada por el trascendental clásico de esa ciudad cuyo desenlace, más allá del partido de anoche, recién se conocerá la noche del 29 de agosto, cuando ambos conjuntos vuelvan a enfrentarse en el partido de vuelta de la serie preliminar de la Copa Sudamericana. El hecho de que Newell’s y Central volvieran a enfrentarse por una copa internacional después de 30 años despertó una gran expectativa entre los hinchas, que agotaron todas las entradas y comenzaron a llenar el estadio alrededor de las 19. Eso sí, hay algo de lo que, por ahora, ningún rosarino quiere hablar: el resultado se ha convertido en tema tabú.
El asunto es claro. Este clásico es distinto de todos: no habrá empate, una marca registrada del topetazo rosarino, cuyo historial registra la mayor cantidad de igualdades con respecto a los demás clásicos del fútbol argentino: en 150 partidos oficiales acumularon 67 empates, contra 43 victorias de Central y 38 de Newell’s, porque la serie requiere de un ganador.
Conocedores del folklore futbolístico rosarino aseguran que la mayoría de empates es consecuencia del miedo generalizado a perder. En los días previos al partido, esa situación consiguió enmudecer a los hinchas: no hubo cánticos en las colas para adquirir los tickets, ni pintadas en las paredes, como es de costumbre, ni alardes de ningún otro tipo, aunque desde temprano comenzaron a verse casacas rojinegras y auriazules en todos los rincones de la ciudad, pero sin estridencias.
Los entrenadores de ambos conjuntos también se sumaron al silencio. Eligieron, por primera vez, jugar a las escondidas con los equipos, entrenamientos a puertas cerradas, y hasta algunas pequeñas tretas para despistar. Los que sí hablaron fueron los presidentes de ambos clubes, Eduardo López (Newell’s) y Pablo Scarabino (Central), pero no sobre el partido sino para, algo inédito también, ponerse de acuerdo en una cosa: adelantar el partido de vuelta del 2 de septiembre al 29 de agosto, para que ninguno de los dos equipos se viera perjudicado por la fecha FIFA.