[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

No es común para un arquero recibir seis goles en un partido y debe ser una experiencia inolvidable. Y ni hablar si la situación se repite, y más de una vez. El que puede dar fe de ello es Carlos Fernando Navarro Montoya, que con la goleada 6-0 ante Vélez sufrió esa circunstancia por sexta vez en sus más de veinte años de trayectoria en Primera, con la particularidad de que en cinco oportunidades le sucedió jugando como local. Una marca más que llamativa para un arquero de tanta jerarquía.
La primera ocasión en que Navarro Montoya recibió seis goles fue en 1988, cuando recién comenzaba a ganarse la idolatría de los hinchas de Boca, en su primer campeonato en el club. En la duodécima fecha del torneo 88/89, el equipo que dirigía José Omar Pastoriza –quien le había dado la titularidad en lugar de Hugo Gatti tras el debut en el torneo ante Armenio– cayó por un inolvidable 6-1 ante San Martín de Tucumán en la mismísima Bombonera. Con tres tantos en 20 minutos, el misionero Antonio Vidal González se ganó su lugarcito en la historia del fútbol argentino. Dante Unali, dos veces, y Jorge López, de penal, completaron la goleada.
La Copa Libertadores ’94 fue un trago muy amargo para Boca, que se quedó afuera en la primera ronda tras finalizar cuatro de cuatro en la zona que compartía con Vélez, Cruzeiro y Palmeiras. Pero lo peor para el equipo de César Menotti fue su caída 6-1 el 9 de marzo en el Parque Antarctica ante Palmeiras, que le metió cinco goles en el segundo tiempo y se impuso con dos tantos de Evair, uno de Cléber, uno de Edilson, uno de Jean Carlo y otro de Roberto Carlos. Lo curioso es que al domingo siguiente, Boca se recuperó en el torneo local con un 6-0 a favor sobre Racing.
El 3 de diciembre de 1995, mientras Mauricio Macri le ganaba las elecciones a Antonio Alegre, Boca perdía casi todas sus chances de quedarse con el Apertura al caer 6-4 con Racing, otra vez en la Bombonera. Con una tarde para el recuerdo de Rubén Capria, autor de tres goles, el equipo de Miguel Brindisi le dio un golpe mortal al que conducían Silvio Marzolini afuera y Diego Maradona adentro. Claudio López, en dos ocasiones, y Marcelo Delgado anotaron los otros tantos. “Heller volverá a ser un oscuro gerente de banco”, señaló Navarro Montoya tras el partido, cuando se conoció el resultado de las elecciones.
Unos meses después, otra vez se repitió la fatídica cifra. En la inauguración de la remodelada Bombonera, con sus nuevos palcos, Gimnasia ahogó la fiesta con un 6-0 al equipo de Carlos Bilardo. Guillermo Barros Schelotto se despachó con tres goles en el primer tiempo. Ya en el segundo, Alberto Márcico, que había tenido que dejar Boca con el arribo de Bilardo y que era uno de los cabecillas de la famosa pelea entre “halcones y palomas” en el plantel de principios de los noventa –el otro era precisamente Navarro Montoya–, anotó un gol de penal. José Albornoz y Mario Saccone redondearon la media docena. Ya en Chacarita, Navarro Montoya sufrió la capacidad ofensiva del Independiente de Américo Gallego, en un partido disputado en Vélez en el Apertura 2002. Por más que el equipo de Pastoriza se puso en ventaja, una ráfaga de 20 minutos, con cinco tantos en el primer tiempo, le permitió a Independiente cambiar la historia. Tres goles de Andrés Silvera y tres de Federico Insúa determinaron el 6-2 final.
El siguiente está fresquito. En su segundo partido como local en el arco de Gimnasia, Navarro Montoya padeció el sábado la bronca del campeón Vélez. Tras dos derrotas seguidas, dos goles de Leandro Gracián, otros dos de Claudio Enría, uno de Leandro Somoza y el restante de Marcelo Bravo volvieron a darle una victoria a Vélez pero, sobre todo, un gran disgusto a Navarro Montoya: la sexta vez que recibe media docena de goles.