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Prostitutas con camiseta y pantallas junto al altar

Por un mes, el mundo no sólo girará sobre sí mismo sino alrededor del fútbol. La hipnótica pelotita ha empezado a rodar.

Por Lyndsay Griffiths

El mundo enloqueció ayer con el fútbol mientras millones de aficionados celebraban el comienzo del “espectáculo más grande del mundo”.
Meses de ansiedad previa al partido dieron paso a una pasión desenfrenada mientras Asia realizaba su primera Copa Mundial y unos 500 millones de personas veían el partido inaugural en 200 países alrededor del globo.
Trabajadores del mundo: uníos avisando al trabajo que estáis enfermos.
Los vicarios ingleses sacaron brillo a los bancos de la iglesia para acoger el domingo a los feligreses que podrán oír misa y ver el partido inicial de su selección. Los diseñadores de modas abrazaron al nylon como la tela del momento y las tiendas de artículos sexuales se preparaban para una explosión de pasión durante cuatro semanas de fiebre futbolística.
“A menos que haya una guerra nuclear, nada que suceda podrá apartar a la gente del fútbol”, dijo un operador de mercados financieros de Londres mientras se enfrentaban los ejércitos de India y Pakistán.
En un torneo de superlativos –el Mundial más caro, el primero que organizan dos países conjuntamente y el que ha tenido las mayores medidas de seguridad de la historia– lo que sucede fuera de la cancha es importante también. Los reclusos de las cárceles de Corea del Sur recibieron permiso para permanecer levantados hasta tarde para que pudieran ver el partido que se disputaba fuera de los muros de las cárceles.
Y pobres senegaleses, porque no pudieron ver el glorioso gol de su Selección por un desperfecto de último minuto en el país. Los técnicos todavía estaban trabajando para reparar una pantalla gigante frente al mar, en la capital de Dakar, minutos antes del puntapié inicial.
Los cabarets de Londres se preocuparon de ofrecer las dos cosas que buscan sus clientes masculinos: pantallas gigantes para ver los partidos y bellas bailarinas desnudas para el entretiempo y para antes y después del encuentro. “Vamos a poner a las chicas antes del partido, al medio tiempo y volverán a salir a escena después del silbato final”, dijo el gerente del club Griffin, prometiendo strip-tease y fútbol.
Investigaciones muestran que la victoria provoca un incremento de la testosterona, aumentando las urgencias sexuales de los aficionados, y que los salones de masajes tailandeses ofrecían atención de mujeres vestidas con los colores de la selección favorita del cliente. En Inglaterra los feligreses no tendrán excusas para no ir a misa el domingo, ya que algunos vicarios han instalado pantallas gigantes de televisión al lado del altar para que no se pierdan el debut de su seleccionado. “Yo no me lo perdería por nada del mundo”, dijo el reverendo Steve Levett, de la Iglesia de Cristo, en Colshaw, cerca de Manchester, en el norte de Inglaterra. “Ahora hemos cambiado la hora de nuestro servicio, por razones obvias, y conseguimos un proyector de video y una pantalla gigante.” Amén.

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