EL PAíS › LA SESION DEL JUEVES, REPETICION EXACTA DE UNA ANTERIOR
Como copiada con papel carbónico
Anteayer, el radicalismo dio quórum y votó en contra. Pero una de sus legisladoras se fue. Y el peronismo ganó con voto doble. Hace pocos meses, cuando gobernaba De la Rúa, fue al revés. El PJ dio quórum y facilitó con la fuga de sus legisladores una ley cuestionable.
Por Eduardo Tagliaferro
Días antes que Fernando de la Rúa abandonara de la Rosada, los senadores nacionales “se fueron, todos”. Aunque desde hace casi seis meses hay “un nuevo Senado”, la historia y no pocos dirigentes políticos se empeñan en repetir, como un calco, algunos escándalos y también algunas sesiones merecedoras del olvido. Hace justo diez meses, en el mismo escenario, había un gobierno que amenazaba con renunciar si no se le aprobaba la ley del “déficit cero”. El bloque opositor, en esta ocasión el PJ, facilitaba la sanción de la norma con el retiro de algunos legisladores, como el jueves lo hizo la radical rionegrina Amanda Isidori y el voto a favor de la UCR de un legislador peronista, el santiagueño Omar Vaquir. Idas y vueltas de dos partidos que, más allá del lugar que les toque ocupar, han hecho de los pactos un estilo que perdura en el tiempo.
Anteayer, el que había amenazado con la renuncia fue Eduardo Duhalde. En esta ocasión, la prueba de amor entregada al Fondo Monetario fue la ley de Subversión Económica. Para que no queden dudas, el propio titular del bloque peronista, el sanjuanino José Luis Gioja, al finalizar la última sesión suplicó: “Ayúdennos”. Al igual que ahora, cuando se debatía uno de los últimos intentos desesperados de Domingo Cavallo en el Ministerio de Economía, Gioja también era senador y titular de la bancada.
En aquella ocasión, el déficit cero era otra vuelta en las políticas de ajuste del gobierno de la Alianza. Precisamente fue una de las últimas vueltas que dio la tuerca. Como una cachetada tardía, hace unos meses, el Premio Nobel de Economía y ex miembro del Fondo, Joseph Stiglitz, admitió públicamente que “el organismo nunca había reclamado una política con cero déficit fiscal”.
En el Congreso ayer sobrevolaban las dudas sobre el verdadero rol de opositores a la ley de Subversión Económica desempeñado por el titular del bloque radical, Carlos Maestro, y por el emblemático líder de los radicales, el ex presidente Raúl Alfonsín. No quedó en claro porque, sabiendo que Isidori estaba siendo presionada por el gobernador Pablo Verani, no lograron neutralizar el apriete.
Cuando se aprobó el déficit cero, las sospechas apuntaron hacia Gioja. “Un grupo de nosotros permanecerá en el recinto para asegurar el quórum”, había señalado, explicitando que facilitarían a la sanción de la norma reclamada por De la Rúa.
Esa noche del 29 y 30 de julio de 2001, el resultado de la votación también fue empate: 21 iguales. Al igual que ayer le tocó al cordobés Juan Carlos Maqueda, el desempate anterior estuvo en manos del misionero Mario Losada. Claro que antes debieron llevarse un buen susto, casi idéntico al que anteayer recorrió las espaldas de los justicialistas.
Con las manos alzadas, los radicales Leopoldo Moreau y Alberto Maglietti tenían la mirada fija en el tablero electrónico que indicaba que los presentes eran 43. Todos dudaron. Fueron unos minutos, pero los suficientes para que los más duros al ajuste creyeran haber ganado. “A ver qué dicen ahora”, fue el grito del riojano Jorge Yoma que registró la versión taquigráfica.
La confusión de más de uno de los opositores a la ley de ajuste la produjo el giro en el aire del radical Alcides López. Originalmente había expresado que rechazaría la norma. Finalmente terminó absteniéndose. Aún así, al empate se había llegado luego de los buenos oficios de un legislador del peronismo: José Carbonell. Al igual que la discípula de Verani anteayer, el senador tucumano se levantó de su banca y se fue del recinto para facilitar el triunfo del Gobierno. Antes había intentando, sin éxito, convencer a varios compañeros suyos de que lo acompañaran en la retirada.
Luego de que se confirmara la abstención de Carbonell, la votación quedó empatada. “Señor presidente: hay 21 votos por la afirmativa, 21 votos porla negativa y una abstención. Corresponde que vote el presidente”, bramó el mendocino José Genoud.
–Voto por la afirmativa –dijo Losada.
–El presidente provisional no tiene doble voto –retrucó el entrerriano Héctor Maya.
La cuestión se saldó luego de que se diera lectura al reglamento del cuerpo. Concretamente, el artículo 34 que establece las atribuciones del presidente provisional y su facultad de realizar un doble voto en los casos de empate.
Una vez que la norma fue aprobada en general, se pasó a la discusión en particular. Allí los hombres del peronismo tendrían otro gesto cariñoso para con el gobierno de De la Rúa. De a uno por vez, y con cierto disimulo, fueron abandonando el recinto. Así se pudo ver desfilar hacia la salida a Eduardo Menem, Eduardo Bauzá, Carlos Corach, Augusto Alasino, Ricardo Branda, Emilio Cantarero y la sanluiseña Liliana Negre de Alonso. Al igual que ayer Isidori, para justificar su fuga, la puntana afirmó que lo hacía “por la recomendación de su gobernador”, el efímero Adolfo Rodríguez Saá.
El pasado jueves, varias de las intervenciones resultaron patéticas. Repasando lo que sucedió hace 10 meses, sobresalen los dichos de un senador que, cambiando el sentido que habitualmente le daba a sus votos, apoyó el ajuste propuesto por el Gobierno. “Advierto que este ajuste no sirve, porque en el futuro próximo tendrán que hacer otro que no votaré”, dijo el fueguino, Ruggero Preto.
“Está probado que no alcanza con cambiar todo el Senado y todos los cargos públicos. Hasta que no cambie el sistema institucional, político y económico, estas prácticas seguirán ocurriendo”, dijo a este diario, al analizar lo sucedido en la sesión que derogó la ley de Subversión Económica, un destacado senador del justicialismo. Las pruebas al canto.