Jueves, 9 de marzo de 2006 | Hoy
DEPORTES › PERDIA 3-1 Y GANO 4-3 POR LA LIBERTADORES
El Nacional de Quito se floreaba con la defensa riverplatense, pero el equipo reaccionó y logró darlo vuelta, aunque con un gol de Santana que sólo vieron el árbitro y el juez de línea.
River logró una victoria heroica en la Copa Libertadores, casi como lo hizo Estudiantes unas semanas atrás. Perdía 3-1 con El Nacional de Quito en el Monumental y estuvo a punto de recibir el cuarto, pero reaccionó en los últimos 20 minutos y, aunque con un gol ilegítimo, lo pudo dar vuelta. De esta manera consiguió su primer triunfo en el Grupo 8, donde quedó segundo, con tres puntos, uno menos que el líder Libertad.
River comenzó controlando el desarrollo rápidamente y de esa manera pudo ponerse en ventaja a través de Farías. Cuando apenas habían pasado cuatro minutos, el goleador convirtió con un toque en la línea del área chica, luego de recibir una habilitación de Cáceres, que se había desprendido en ataque. El paraguayo recibió la pelota de Gallardo.
A partir de ese momento, River se relajó demasiado y dejó que los ecuatorianos pudieran arriesgar un poco más en ataque. De esa manera, los visitantes se acercaban a Lux con tiros de media distancia y River respondía de contraataque con la velocidad de Farías y Montenegro. Primero Lara remató desde afuera del área y la pelota se fue cerca del palo. Pero River tuvo dos jugadas para aumentar la diferencia y la falta de precisión de Farías se lo impidieron. En la primera sacaron la pelota entre el arquero y el travesaño, y en la siguiente la tiró por arriba.
El empate de El Nacional llegó precisamente con un gol de Lara, quien convirtió de derecha luego de que Talamonti perdiera la pelota en la puerta del área. Los visitantes siguieron buscando y Cagua remató desde la izquierda para estrellar la pelota en el travesaño. Un minuto más tarde, Ferrari se desprendió por la franja derecha, y cuando enfrentó a Ibarra tiró la pelota al lado del palo.
El desorden defensivo de River provocó que los ecuatorianos dieran vuelta el resultado cerca del final de la primera etapa. Borja recibió un largo envío sobre la izquierda y convirtió el segundo tanto con un zurdazo para ubicar la pelota al lado del palo derecho de Lux, que pareció reaccionar tarde. Esa acción dejó en evidencia los desacoples que mantiene River en la última línea.
Esos desacoples quedaron en evidencia con el cambio de Tula por Talamonti, pero aun así no impidieron que Borja marcara el tercer gol del equipo ecuatoriano en un contragolpe, cuando Lux cometió el infantilismo de querer jugar con los pies en lugar de atajar con las manos. Al ratito, el propio Lux le contuvo a Borja el que pudo haber sido el cuarto gol visitante.
River sintió el golpe de una derrota, que era la segunda consecutiva en la Copa, que podía tornarse catastrófica, y entonces exhibió vergüenza deportiva para ensayar la reacción. La vergüenza, en todo caso, no la tuvo el árbitro colombiano Oscar Ruiz para cobrar como tanto –a instancias del línea Carlos Betancur– un cabezazo de Jonathan Santana que pegó en el travesaño, picó en la línea y salir: la TV mostró que no había sido gol. “A mí me pareció que sí entró”, dijo Ruiz.
La reacción tuvo premio cuando, con el partido recalentado por la pierna fuerte, llovió un centro desde la derecha sobre el área visitante y después de varios rebotes, Montenegro clavó un remate bajo de derecha que se transformó en el empate. El placer se transformó en delirio con la palomita de Gallardo que significó la victoria, angustiosa pero merecida.
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