Jueves, 9 de marzo de 2006 | Hoy
SOCIEDAD › INEDITO ACTO EN BOLIVIA POR EL DIA DE LA MUJER
Por C. R.
Desde La Paz
En un gesto que demuestra que los tiempos están cambiando en Bolivia, el Día Internacional de la Mujer se celebró ayer en el Palacio de Gobierno y en el salón principal, algo que nunca había sucedido antes. Pero el dato más rotundo de los nuevos aires lo dio la presencia, también por primera vez en la historia del edificio donde tiene su asiento el poder político local, de un grupo de ruidosas y eufóricas mujeres campesinas que vestían sus ropas tradicionales, pero ahora para quebrar tradiciones patriarcales. Esa franja de la población, siempre marginada en los ámbitos oficiales, tuvo ayer su momento de gloria. “Tenemos que ser asambleístas y cambiar la historia”, proclamó desde el micrófono una de las oradoras, Nemesia Achuchollo, de la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, dueña de un discurso rotundo que hizo vibrar a todos, mujeres y hombres.
Luego de sentenciar que “desde la cuna no se valora a la mujer”, llamó “a la unidad de intelectuales y campesinas” para concretar “el sueño de un país libre y soberano; vamos a luchar no sólo para defender los derechos de las mujeres sino también para que este país vuelva a luchar para defender sus derechos soberanos”. A su turno, la ministra de Salud, Nilda Heredia, consideró que el actual es el “momento justo para modificar la estructura histórica del país y hacer una nueva historia”. Dirigiéndose a las mujeres presentes, sostuvo: “Este momento es nuestro momento y no podemos perderlo”.
En el acto también habló el presidente Evo Morales, quien puso a la mujer en la primera línea de su proyecto político: “Por eso son mujeres las que hoy están al frente de todos los organismos donde se maneja el dinero. Ellas son las menos corruptibles. Son las más combativas y las más transparentes”. Y prometió que en su gestión la participación femenina en la función pública tendrá “un mínimo del 33 por ciento y podrá llegar a más del 60”.
Para referirse a la marginación sufrida por la mujer, puso como ejemplo la vida de su propia madre. “Era la primera en levantarse, a las 4 de la mañana, para preparar el desayuno de los hombres, que se despertaban recién a las 6 para ir a trabajar. Y a la noche, mientras los hombres descansábamos unas horas hasta que se sirviera la cena, ella la estaba haciendo.” Dijo que en los sindicatos, a pesar de los cambios que se han producido, todavía se margina a la mujer “y se critica a los hombres que hacen causa común con ellas”. Para poner un ejemplo, afirmó que muchas veces, cuando él intenta dejar de lado actitudes machistas típicas, el comentario de sus congéneres no se hace esperar: “Este Evo parece una mujer más”.
El presidente de Bolivia afirmó que la presencia de la mujer tiene que darse “no sólo en las organizaciones sociales o en los sindicatos, sino también en la política y en lo ideológico, para poder refundar esta nación”. Hasta se dio el lujo de ironizar sobre su soltería. Se justificó diciendo que las “mujeres intelectuales” no quieren nada con él “porque tienen miedo de quedar viudas muy jóvenes”. En cambio “las mujeres campesinas se quieren casar conmigo, pero quieren que estemos siempre juntos. Ojalá fuera posible”. Después de las risas, aclaró que él ya está casado “con la mujer de Bolivia”, aunque admitió que las aymaras le reprochan que todavía no haya formado una familia. Morales tiene un hija en edad escolar, pero nunca vivió en pareja.
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