Viernes, 7 de julio de 2006 | Hoy
DEPORTES › LOS DOS FINALISTAS DE LA COPA DEL MUNDO CONSTRUYERON SUS CANDIDATURAS BIEN DE ABAJO, CERCA DE SU PROPIO ARCO
Por Juan José Panno Y
Ariel Greco
FRANCIA Futbol moscato
Fútbol champagne sí, pero si hay que mezclar, se mezcla; si hay que combinar con moscato se combina; es decir, si hay que reventar la pelota, se revienta. Los franceses vienen a esta ciudad para disputar la final del Mundial con la visa de una defensa sólida, ordenada, disciplinada y expeditiva, que le ha dado resultados excelentes: sólo dos goles le han marcado en lo que va del campeonato, a pesar de tener un arquero que a veces mete miedo a sus propios compañeros.
Para que Zidane pueda desplegar su gran capacidad generadora de juego, para que Henry desarrolle el rol de goleador que le gusta, para que Ribery pueda ensayar sus locas corridas, hay detrás un equipo que trata de cerrarles todos los caminos a los rivales y cumple cabalmente con el objetivo de recuperar la pelota.
Francia juega con cuatro en el fondo, que fueron prácticamente los mismos en los seis partidos disputados hasta ahora: Sagnol, Thuram, Gallas y Abidal. El andamiaje defensivo se completa con Makelele y el grandote Vieira, que se reparten la mitad de la cancha y relevan a los defensores que pasan al ataque, cuando es necesario. De los cuatro del fondo, el que más se anima a pasar a posiciones ofensivas es Sagnol, aunque no subió mucho contra Portugal y es posible que tampoco lo haga contra Italia, al menos mientras no estén abajo en el marcador. Thuram también puede sorprender, pero menos de lo que lo hacía en el ’98, cuando jugaba como lateral y era más veloz.
A los franceses les gusta el contacto con la pelota, se sienten cómodos con ella, haciéndola circular para que en algún momento le llegue a Zidane, de quien se puede esperar en cualquier instante una genialidad. Pero si no consiguen el balón, si les pasa, como en el partido contra los portugueses, en el que durante un largo rato fueron dominados, la retaguardia se la banca. Van muy bien arriba, son seguros en el mano a mano y salen jugando con jerarquía casi siempre. Por eso, en el partido de las semifinales los portugueses llegaron mucho menos de lo que pudo hacer creer ese tono dramático que tomó el partido cuando se fueron con todo (incluido el arquero Ricardo en el último minuto) a buscar el empate. Un par de centros peligrosos y tres remates de media distancia forzados alcanzaron para que el partido resultara vibrante, pero no para que los portugueses lograran el empate que les hubiera permitido acceder al alargue.
Contra Portugal, los franceses Sagnol, Thuram y Vieira jugaron con el peso de una amarilla en el bolsillo. Estaban obligados a hacer buena letra y a no cometer ningún error que les hubiera impedido estar presentes en una hipotética final. Casi sin cometer infracciones, resolvieron el problema que les provocaba la presencia de Pauleta en el área, las sorpresivas apariciones de Figo como puntero y la gambeta indescifrable de Cristiano Ronaldo, que jugó un muy buen primer tiempo.
Los italianos saben que las mayores debilidades están por el lado de Abidal y seguramente van a tratar de explotar ese flanco. Claro que Raymond Domenech no desconoce nada de esto y va a tratar de proteger al lateral.
Seis jugados, dos empates, cuatro victorias consecutivas (tres de ellas en los partidos que más valen), 8 goles a favor y 2 en contra. Son números que impresionan a cualquiera, aunque están por debajo de los de Italia, que tiene más goles a favor y menos en contra. Francia llega a la final con un día menos de descanso, pero sin jugar ningún desgastante alargue; tiene a todos los titulares en condiciones (sólo el suplente Saha quedó fuera de carrera) y un respaldo de acero en el fondo.
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ITALIA apenas un gol en contra
Si hubo un aspecto en el que Italia se destacó a lo largo del certamen fue el defensivo, la clave por la que el conjunto de Marcello Lippi se instaló en la final del Mundial. La seguridad que brindó el arquero Gianluigi Buffon y la garantía aportada por la línea de fondo se conjugaron para que la azzurra consiguiera avanzar en el torneo. Como Francia también mostró una gran fortaleza en esa zona, probablemente allí se empiece a definir parte de la suerte de la final.
Los números de Italia reflejan la importancia de mantener el cero en arco propio. El único tanto que recibió en los seis partidos disputados fue en el 1-1 ante Estados Unidos, en la segunda fecha del grupo, y significó el único encuentro que los dirigidos por Lippi no se llevaron la victoria. En los otros cinco, cuando Buffon mantuvo su valla invicta, el triunfo quedó en manos italianas: 2-0 ante Ghana, 2-0 ante República Checa, 1-0 ante Australia, 3-0 ante Ucrania y 1-0 ante Alemania. Además, la curiosidad indica que ninguno de los adversarios pudo batir al arquero. El único gol que recibió Buffon en 570 minutos de Mundial fue anotado en contra por Cristian Zaccardo.
No son casuales las estadísticas de los italianos. Buffon mostró hasta ahora que es el mejor arquero del campeonato y podría aspirar a ser el mejor jugador del torneo. De grandes reflejos y siempre bien ubicado, el guardavallas de la Juventus tuvo tapadas decisivas ante República Checa, Ucrania y Alemania, pero sobre todo exhibe una sensación de invulnerabilidad que se transmite al resto de sus compañeros.
El otro punto alto en la defensa ha sido el capitán Fabio Cannavaro. Cuestionado a partir de que empezaron a conocerse las denuncias por fraude en la liga italiana, el defensor de Juventus llegó a recibir insultos de parte de los tiffosi. Sin embargo, en base a sus actuaciones, Cannavaro recuperó la confianza de toda Italia. “Me molestaron los insultos, pero gracias a eso me fortalecí”, contó el zaguero, de los defensores más limpios del torneo, con sólo nueve infracciones.
Su compañero en la dupla central ha variado de manera obligada a lo largo del torneo, pero la eficacia se mantuvo. El titular indiscutido es Alessandro Nesta, al que una lesión lo obligó a salir frente a los checos. A partir de allí surgió Marco Materazzi como su reemplazante, pero la expulsión que sufrió ante Australia le dio la chance a Andrea Berzagli, que entró en ese juego y fue titular en el siguiente ante Ucrania. Frente a Alemania regresó Materazzi, que seguirá en el puesto si Nesta no se recupera. Los italianos todavía confían en que repita la historia de Franco Baresi, que en Estados Unidos se lesionó en la primera fase y regresó para disputar la final ante Brasil.
El panorama por los costados es muy claro. Tras arrancar como suplente, Gianluca Zambrotta le ganó la pelea a Zaccardo y se consolidó por la derecha. Firme en la marca, también sorprende en ataque. Así marcó un tanto ante Ucrania y pegó un tiro en el travesaño ante los alemanes. Pero el que más se proyecta de los laterales es Fabio Grosso, héroe ante los alemanes con su gol agónico. No fue casual esa excursión si se tiene en cuenta que ya había sido vital su aporte con la corrida que terminó en el penal en el último instante ante Australia.
Para completar el combo, los defensores cuentan con el aporte de Gennaro Gattuso, siempre dispuesto a dar una mano y a colaborar con los del fondo. Si bien no arrancó como titular, la expulsión de De Rossi ante Estados Unidos le hizo un hueco que no desaprovechó. Con él, Italia ganó aún más combate en la zona, algo que le habían cuestionado a Lippi tras los dos primeros juegos, cuando tanto Ghana como Estados Unidos le habían generado variaschances de peligro. Tras las críticas Italia se solidificó en defensa y se disparó hacia la final.
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