“Mi deseo es que juguemos mejor que los dos últimos partidos.” Alfio Basile cuenta con la estadística a su favor: desde 1968 que la Selección Argentina no pierde tres partidos consecutivos. Y después de las derrotas 3-0 con Brasil en Londres y 2-1 con España en Murcia, esta presentación ante Francia, el subcampeón del mundo, en el estadio Saint-Denis en las afueras de París, podría ser una buena oportunidad para que el deseo del entrenador se cumpla, aunque la Selección juegue sin un organizador neto de juego, debido a la baja por lesión de Pablo Aimar y la renuencia del técnico a convocar un reemplazante.

“Al no tener un enganche típico, jugaremos de otra manera, pero siempre con uno soltándose permanentemente”, afirmó el técnico. Esa labor de salir con el balón la cumplirá Lucho González, quien en el medio tendrá la colaboración de Esteban Cambiasso y de Fernando Gago, que así hace su debut con la camiseta celeste y blanca. Por la derecha regresará un clásico del seleccionado, el veterano Javier Zanetti, ausente en el Mundial.

En el fondo no habrá grandes novedades: con Abbondanzieri al arco, Ayala y Milito como zagueros (el defensor del Valencia jugará hoy su 107º partido en el seleccionado, marcando un record), Burdisso y Heinze ocupará los laterales y, adelante, Saviola y Crespo repetirán la dupla titular del Mundial.

“Decir que ellos tienen ventaja porque vienen jugando juntos es como una excusa anticipada –opinó Esteban Cambiasso–. Pero la presión siempre existe y está bien que así sea porque eso nos lleva a mejorar.”

“Para mí no es un partido amistoso. Vamos a jugarlos al ciento por ciento, porque se trata de un encuentro entre dos grandes selecciones –afirmó Gabriel Heinze–. Llevamos dos derrotas, pero todavía no tuvimos tiempo de entrenarnos normalmente”, aseguró al tiempo que explicó que “para controlar a (Thierry) Henry, tengo confianza en que sabremos marcarlo bien entre todos”.

Francia, actual subcampeón del mundo, jugará con el mismo bloque de Alemania 2006, aunque con algunas bajas en defensa por lesión como William Gallas, Lilian Thuram o Philippe Mexes, que obligaron al técnico Raymond Domenech a formar una retaguardia poco curtida, con Willy Sagnol, Sebastien Schillaci, Julien Escudé y Eric Abidal. En el medio puede brillar Franck Ribery, una de las revelaciones del Mundial, junto a nombres de respetable peso como Makelele, Vieira y Malouda, pero el acento está puesto en el ataque: Francia jugará con dos puntas, Thierry Henry y David Trezeguet, para quien el partido es muy importante emocionalmente.

“Hay que ganar este partido a cualquier precio –manifiesta Trezeguet–. Se lo llevo repitiendo a mis compañeros desde hace semanas. Si perdemos, mis amigos en Argentina me van a ‘cargar’ y mis vacaciones allá serán largas.” Más en serio, opinó: “Es un duelo de alto nivel y queremos ganarlo para ver en qué estado nos encontramos. Estoy orgulloso de estar en el equipo tras un 2006 que fue difícil. Cuando uno crece en Argentina lo hace con una pelota y una camiseta debajo del brazo y yo estoy muy orgulloso de haber conocido eso, pero también de haberme adaptado a Francia y haber sido adoptado por este país”, añadió el delantero.