Viernes, 30 de marzo de 2007 | Hoy
DEPORTES › RAFAEL DI ZEO SE ENTREGO Y QUEDO RECLUIDO EN EZEIZA
Luego de permanecer prófugo de la Justicia por 20 días, el líder de la barra brava de Boca, Rafael Di Zeo, se entregó ayer a las autoridades en una dependencia policial desde la que fue trasladado al penal de Ezeiza, donde deberá purgar una condena de cuatro años y tres meses de prisión “por coacción agravada por el uso de armas”. Junto a él se entregaron otros dos lugartenientes, Fabián “Topadora” Kruger y Diego Rodríguez. “Decidí entregarme a pesar de la injusticia”, dijo el jefe de la Doce poco antes de pasar la barrera de la dependencia policial. “Siento bronca porque esto es injusto. Lo mío es una pelea común y silvestre que le pasa a cualquier ciudadano en cualquier lado. No nos peleamos en un shopping, nos peleamos con la hinchada de Chacarita”, agregó.
La vida de Di Zeo cambió drásticamente en los últimos meses. De ser tapa de una revista, regalando vida y éxito farandulero, a la cárcel de Ezeiza, donde al menos deberá cumplir dos años de prisión antes de solicitar algún beneficio, siempre que no avancen otras causas pendientes: una por asociación ilícita que irá pronto a juicio oral y otra originada durante un allanamiento en la casa de su madre en el que se secuestraron 15 mil dólares falsos y seis DNI adulterados.
Di Zeo fue condenado por agresión y “coacción agravada” en una causa abierta a raíz de una pelea con hinchas de Chacarita que se produjo en 1999 en la Bombonera, cuando los equipos de ambos clubes disputaban un partido de entrenamiento que los locales ganaban 3-0. En marzo pasado, la Corte Suprema ratificó la sentencia contra Di Zeo y otros cinco barrabravas de Boca, todos condenados en septiembre de 2005.
Los primeros en entregarse, el viernes pasado, fueron el hermano mayor de Rafael, Fernando Di Zeo, y Gustavo “El Oso” Pereyra, condenados a tres años y seis meses. Ya son cinco los barrabravas encarcelados, de seis. Juan Castro continúa prófugo, ya que tendría otras causas pendientes y, por ahora, se rumorea, no tiene planes de entregarse.
La sede de la Superintendencia de Investigaciones Federales de la Policía, en el barrio de Lugano, donde se entregaron ayer los barrabravas, fue sede también del grotesco, ya que un grupo de no menos de 30 hinchas, que según fuentes de policía se trataría de la segunda línea de poder en la Doce, fueron a “hacerles el aguante” a los condenados con cánticos e insultos contra la policía.
“En buena hora”, se limitó a responder el presidente de Boca, Mauricio Macri, enterado de los hechos de ayer. Ahora, la dirigencia de Boca evalúa expulsar los socios condenados. Sin embargo, ya comenzaron a oírse las voces de los opositores a Macri, quienes acusan a la actual conducción del club de haber apañado y evitado la suspensión de los violentos desde 1999.
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