Como para reflejar aún más la semana turbulenta que vive River, miembros de la fiscalía de Núñez y Saavedra y de la Policía Federal allanaron ayer el estadio Monumental. Y allí encontraron tres cápsulas de balas en el playón, como consecuencia del enfrentamiento entre dos facciones de la barra brava producido el domingo pasado. La Justicia todavía no tomó ninguna resolución, pero la clausura de la cancha podría producirse en las próximas horas. Esto se suma a las amenazas al presidente del club, José María Aguilar, traducidas en inscripciones en la puerta del colegio al que concurren sus hijos, la negativa de la Justicia de detener a los jefes de la barra brava y las amenazas de una “batalla final” a realizarse después del clásico con San Lorenzo sacuden violentamente la vida de la institución.

“Aguilar, la sangre derramada será vengada”, fue la pintada que apareció en la pared externa del colegio Saint Patrick’s, de Coghlan, al que asisten las dos hijas mayores y el hijo menor del presidente del club, que procedió a realizar la denuncia policial. Pese a esto y a la crisis nerviosa que habría sufrido la esposa del presidente, Aguilar adelantó que no piensa renunciar a su cargo “porque eso sería darles la razón a los violentos”.

Después de los sucesos del pasado domingo, ocurridos “dentro y fuera del Monumental”, como revelaron algunos videos, donde resultaron heridos cinco hinchas riverplatenses, sobrevinieron las amenazas por Internet entre los dos grupos. Uno de los heridos es un chico baleado que “apareció” en las últimas horas en un hospital de Vicente López, según fuentes judiciales. Y según fuentes policiales los heridos son Carlos Berón, Jorge Raposo, el mencionado menor de edad, un mayor de apellido Dorrego atendido en el Hospital Fernández por herida de arma blanca, y Salvador Estrada Vigil, de 33 años. Estos fueron los que pagaron las mayores consecuencias del enfrentamiento entre los dos grupos que luchan por el poder de Los Borrachos del Tablón.

Los bandos en disputa son encabezados por Hugo Adrián Rousseau y los hermanos Alan y William Schlenker, de quienes el fiscal José María Campagnoli pidió su detención, pero la medida fue rechazada por la jueza Silvia Brunier. La Fiscalía en lo Criminal del Distrito de Saavedra-Núñez fue la que realizó este petitorio pero, a pesar de la negativa, el abogado de Rousseau, Javier Irurzun, anticipó ayer que su defendido “se pondrá a disposición de la Justicia en las próximas horas”.

Tanto Rousseau como los hermanos Schlenker no estuvieron el domingo pasado en el Monumental, en el clásico con Independiente, durante los enfrentamientos que ahora pueden derivar en un nuevo cierre del club de Núñez. Es que las instalaciones de River fueron clausuradas y el estadio inhabilitado por tres fechas cuando antes del partido con Lanús, por la primera fecha del torneo Clausura, los mismos bandos se enfrentaron en la denominada Batalla de los Quinchos.

Los grupos en pugna continúan con sus amenazas a través de Internet y anuncian una “batalla final” para resolver el poder absoluto de la barra para el próximo domingo, en los alrededores del Parque Sarmiento, luego de que River visite a San Lorenzo.

El pasado domingo, luego del empate ante Independiente, muchos socios pidieron por el retorno de Ramón Díaz y el alejamiento de Daniel Passarella. Esto último se hizo extensivo también a Aguilar.