Rafael Nadal no afloja: se convirtió en el primer jugador en ganar el Masters Series de Roma por tercer año consecutivo y estiró a 77 su invicto sobre polvo de ladrillo. Sin amenazas de cara a Roland Garros, el mallorquín ya tiene un ambicioso desafío en mente: destronar a Roger Federer de la cima del ranking. La distancia todavía es considerable, pero cada lunes el número dos del escalafón mundial está más cerca del suizo. El ranking de la ATP ubica primero a Federer, con 7015, seguido por Nadal, con 4875. Pero en la Carrera de Campeones, el listado que computa las actuaciones del 2007, Nadal está primero con 465, contra los 361 del suizo, una diferencia que equivale a ganar un torneo de la Serie Masters. La reducción en la diferencia de puntos no se debe a las notables actuaciones de Nadal en los últimos meses, sino a la baja en el rendimiento del suizo, en la que mucho tiene que ver el argentino Guillermo Cañas. Es que mientras que en mayo del 2006 el record de Federer era 38-3, en esta temporada el número uno registra 19 triunfos y 4 derrotas.

Por tercer año consecutivo, Nadal continúa con su paso arrollador sobre polvo de ladrillo y defendió los torneos de Montecarlo, Barcelona y Roma. Apenas alcanzó los cuartos de final en el Abierto de Australia (perdió con el chileno Fernando González) y se coronó en Indian Wells. “Estoy viviendo un momento importante en mi carrera y quiero seguir por ese camino”, señaló Nadal, que jugará desde mañana en Hamburgo. Tal es la superioridad del español sobre polvo de ladrillo que despierta la admiración e impotencia de sus colegas. “Es un animal, no existe otra definición para lo que hace, por su fuerza física y mental. Yo no podría nunca hacer lo que hace él. Es excepcional, lo saben todos”, comentó Serena Williams.

Del otro lado está Federer, golpeado tras sus sucesivas eliminaciones en los últimos cuatro torneos, algo que no le ocurría desde el 2003. Incluso, su último traspié ante el italiano Filippo Volandri en los octavos de final de Roma desembocó en la separación con su entrenador Tony Roche, después de dos años de trabajo. “Ya no iba más. No tenía sentido. Y por eso nos separamos como hombres”, explicó Federer. El 2007 había arrancado sin problemas para el suizo, con los títulos en el Abierto de Australia (su décimo Grand Slam) y Dubai. La caída comenzó con las prematuras eliminaciones en Indian Wells y Miami (defendía ambos torneos), a manos de Cañas.

Todavía el suizo conserva un amplio margen. Si Nadal logra coronarse en Roland Garros sólo le restará defender, entre los torneos más importantes, la final de Wimbledon y las semifinales del Masters de Shanghai. Quien tiene mayores obligaciones es Federer. El número uno tendrá la obligación de alcanzar la final de Roland Garros y obtener los títulos en Wimbledon, el Abierto de EE. UU., Madrid y la Copa Masters. Las mejoras en el juego de Nadal sobre superficies duras auguran un final de temporada con una pequeña diferencia. Destronar a Federer dependerá de cómo responda su cuerpo después de esta desgastante gira y de que el suizo deje varios puntos en el camino, sobre todo en los Grand Slam, justamente sus especialidades.

Producción: Hernán Matz

Lo que defiende cada uno