Viernes, 28 de septiembre de 2007 | Hoy
DEPORTES › SIGUE EN LA SUDAMERICANA
Con un gol en tiempo de descuento de Falcao, venció 4-2 y eliminó al Botafogo de Río.
Con un gol en tiempo de descuento, convertido por la figura del encuentro, el colombiano Radamel Falcao García, River se clasificó a los cuartos de final de la Copa Sudamericana al vencer con un hombre menos 4-2 al Botafogo de Río de Janeiro, reponiéndose de la derrota 1-0 en el partido de ida. Los hinchas que se fueron de la cancha cuando faltaban 20 minutos para terminar el partido y River caía 2-1 se perdieron la hazaña.
Es que en ese momento, el equipo brasileño se ponía en ventaja, obligando al conjunto de Núñez a anotar al menos tres goles más para clasificarse. Esos nervios motivaron primero la expulsión de Lu-ssenhoff (cuando los dos quedaron con diez hombres) y luego la de Ahumada. Nueve contra diez, River sacó fuerzas de coraje y dio vuelta el resultado, en una tarea que parecía imposible a causa de la cantidad de goles que sus jugadores se habían perdido en la primera hora del partido.
La figura fue Falcao: había conseguido el primer empate transitorio (un centro de Ferrari que cabeceó arrojándose con su marcador y ganándole a la estirada del arquero Max) después de que los brasileños, en ventaja desde los 10 minutos gracias al tanto de Lucio Flavio (un blooper que incluyó un choque entre Lussenhoff y Ahumada, el resbalón de tres defensores y la imposibilidad de Carrizo de retenerla), no pudieron sostener la ventaja. Anotó el segundo empate con un remate de larga distancia que Max no logró contener, cuando iban 73 minutos y los brasileños parecían clasificados tras el gol de Dodó en pared.
La pelota no quería entrar: Ortega se perdió al menos cuatro claras situaciones de gol a lo largo del encuentro, pero fue partícipe de la hazaña: primero, con un centro que desvió un defensor visitante para que Ríos, con categoría, la clavara finalmente en un ángulo, y luego con el otro centro –también desde la derecha– que Falcao cabeceó de manera extraordinaria, llovida, cambiándole el ángulo y sorprendiendo al golero visitante. Iban dos minutos de los tres que había descontado el árbitro paraguayo Carlos Amarilla, y el milagro estaba hecho, dándole aire a la continuidad de Daniel Passarella en el cargo de entrenador y transformando los incipientes silbidos en fuertes aplausos y roncos gritos de gol que duraron hasta la medianoche.
En definitiva, cuando tuvo el dominio del campo y la pelota falló en la definición, pero cuando la suerte se puso en contra, River sacó pecho y consiguió una victoria justa que le permite ahora disputar la serie de cuartos contra un rival técnicamente accesible, que puede ser Defensor Sporting de Uruguay o El Nacional de Ecuador; los uruguayos ganaron 3-0 en el partido de ida. Con la fantástica victoria de anoche, el equipo de Passarella puede encontrar un viento de cambio para su rumbo actual.
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