Viernes, 28 de septiembre de 2007 | Hoy
Los presidentes de Bolivia y de Irán firmaron convenios de cooperación y una declaración conjunta para desarrollar la energía nuclear con fines pacíficos. En cinco horas de visita, Ahmadinejad dejó su sello en Bolivia y provocó otro cortocircuito en las relaciones con Estados Unidos. El pueblo paceño lo recibió con calidez.
Por Pablo Ortiz
Desde Santa Cruz
Bolivia ahora tiene un nuevo amigo cuyo nombre le es difícil pronunciar. Al presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, le bastaron las cinco horas que estuvo en La Paz para anunciar que se sentía “como en casa y entre amigos” y firmar tres memorando de cooperación con Evo Morales y una declaración a favor del desarrollo de la energía nuclear para fines pacíficos. Calificado como “El Diablo” en Estados Unidos, el mandatario árabe fue recibido con calidez por el pueblo paceño y fue declarado huésped ilustre en la ciudad de El Alto. Ya en las actividades oficiales, el nuevo matrimonio boliviano-iraní se comprometió a emprender proyectos agropecuarios, de gestión de los recursos naturales, mecanización agropecuaria y de desarrollo rural. Bolivia, además, pretende aprovechar la experiencia iraní en el campo energético y recibir ayuda tecnológica del nuevo aliado, además de crear empresas mixtas para explorar y explotar los yacimientos de hidrocarburos en Bolivia. Como muestra de buena voluntad, Irán otorgó un financiamiento de 100 millones de dólares para el establecimiento de industrias estratégicas, intercambio comercial y gestión empresarial y se acordó elaborar un plan de cooperación a largo plazo por el cual Bolivia recibirá mil millones de dólares.
Para concretar estos proyectos, se firmó un convenio marco para desarrollar actividades en hidrocarburos, minería, producción, industria, agricultura, infraestructura, agua, forestación, cultura, ciencia y tecnología. Con ello, ambos países se aseguran un amplio espectro para encajar la cooperación iraní, que ya comenzó a llegar hace un año a Bolivia en forma de tractores fabricados en el Medio Oriente y ensamblados en Venezuela y que han sido distribuidos en todos los municipios altiplánicos.
Pero los costos y los beneficios de la visita de Ahmadinejad a Bolivia aún no pueden calcularse. Morales, tras su intervención en la Asamblea General de las Naciones Unidas en la que habló de descolonizar la ONU y cargó contra los anfitriones, ya había hecho suficiente por sí solo para enfriar las relaciones con Estados Unidos, pero la presencia del presidente iraní las alejan cada vez más. Ayer, un vocero de la embajada estadounidense en Bolivia respondió de forma lacónica a la consulta sobre la visita de Ahmadinejad: “Bolivia puede mantener relaciones con los países que desee, pero prefiere que sean con países democráticos y que busquen el bien común”.
Y la oposición también ha cargado contra la presencia del iraní. El líder de la oposición, Jorge Quiroga Ramírez, ve que se está formando un “rombo” peligroso entre Cuba, Venezuela, Bolivia e Irán, mientras sus operadores políticos en el Congreso ya anunciaron que bloquearán los acuerdos firmados ayer.
Si este escenario se vivía en la política formal, en los canales de televisión la guerra era más dura. Desde el canal estatal, Televisión Boliviana, se intentaba glorificar a Ahmadinejad, pintándolo como un benefactor de Bolivia y un buen aliado. Desde los canales contrarios al gobierno se mostraban las ejecuciones a mujeres y homosexuales en Irán, se repetía que el presidente no saluda a las mujeres y se recordaba que es considerado “El Diablo” en Estados Unidos. También se pasaba el discurso de Ahmadinejad en una universidad norteamericana, en el que aseguró que no había homosexuales en Irán con el membrete: “Está en contra de los homosexuales”.
Pero Ahmadinejad se mostró diferente a lo que decían los medios opositores. En un acto preparado por Morales, llenó el Palacio Quemado de mujeres, a las que saludó sin problemas. Representantes indígenas llenaron de presentes al visitante y Morales, en su discurso, le hizo saber que apoya que Bolivia no está a favor de las guerras, que es un país de esencia pacifista, pero que apoya el desarrollo del programa nuclear iraní con fines pacíficos. El mandatario árabe devolvió elogios y ligó los destinos de Irán y Bolivia, asegurando que ambos países saldrán victoriosos de la lucha por defender sus ideas. “En el camino de la divinidad, ningún obstáculo puede detenernos y los que quieren el mal para los pueblos no sacarán resultado alguno y el futuro iluminador será del pueblo noble de Bolivia e Irán”, dijo el iraní.
Y esta unidad quedó reflejada en la declaración conjunta firmada ayer en La Paz: “Apoyamos el derecho de los países al desarrollo de la energía nuclear con fines pacíficos, en el marco del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares, como un medio que puede contribuir significativamente a las necesidades de desarrollo económico y tecnológico de los pueblos”. Para Morales estos convenios abren el camino del país hacia el Medio Oriente. Para la oposición, sólo lo alejan más de Estados Unidos.
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