Quince años atrás, cuando albergaba dudas sobre el futuro de su campaña en Fórmula 1, el tricampeón mundial Ayrton Senna cerró un acuerdo con la McLaren para competir a cambio de un millón de dólares por carrera. A cada Grand Prix en el que Senna participó durante 1993, su cuenta bancaria se engrosaba en un millón de billetitos verdes. Parecía una fortuna... pero ese salario empalidece frente al acuerdo que el español Fernando Alonso anudó con su ex patrón Flavio Briatore, por el cual va a manejar otra vez un Renault de F-1 a cambio de 35 millones de euros (casi 52 millones de dólares) por toda la temporada 2008 o, lo que es lo mismo, tres millones de dólares por cada uno de los Grands Prix del campeonato que arranca el 16 de marzo en Australia. Un salario que no sólo es 200 por ciento más elevado que el que percibía Senna una década y media atrás, sino un 20 por ciento más alto que el que recibió Kimi Raikkonen, el campeón del mundo del 2007, a quien Ferrari le abonó 40 millones de dólares, algo así como 2,35 millones por carrera.

El contrato estipula que Alonso, campeón del mundo en 2005 y 2006 con la escudería anglofrancesa, conducirá durante dos años para sus nuevos empleadores. Sin embargo, el manager de Alonso, Luis García Abad, habría maniobrado de manera exitosa para asegurarse la salida que el piloto de Oviedo pretendía dejar abierta para el 2009. Es que existen serios indicios de que Alonso tiene guardado en el freezer un acuerdo con la Ferrari, sellado con el propio Luca Di Montezemolo, el presidente de la firma de Maranello, para sumarse a la Scuderia en un año.

Las conversaciones en torno de esa puerta abierta son algunas de las razones que demoraron el anuncio. Otra de las razones resultó la presentación en carácter de inculpada de Renault ante el Concejo Mundial de la FIA, que decidió no castigar a la escudería, pese a encontrarla responsable de un caso de espionaje similar al ocurrido entre Ferrari y McLaren. Recién ahora que Renault se libró de una pena que podría haber perjudicado sus chances, se firmó el acuerdo.

Las condiciones de trabajo de Alonso en su nuevo-viejo equipo serán sustancialmente distintas de las que tuvo que afrontar este año en McLaren. Después de haber sufrido todo el 2007 con el británico Lewis Hamilton como un compañero que rápidamente se tornó un competente rival, Alonso prefería esquivar la posibilidad de que su nuevo coequiper fuera el finlandés Heikki Kovalainen –el mismo que le ganó la butaca al argentino José María López– y que terminó el reciente torneo siendo el piloto más rápido del equipo por sobre el italiano Giancarlo Fisichella, ya despedido.

Pero Renault anunció ayer que no será Kovalainen quien acompañe al ex doble campeón mundial, sino el inexperto Nelson Piquet Jr, el hijo del ex tricampeón brasileño que le quitara a Carlos Reutemann el título mundial de 1981, quien comparta el box. En la escudería de Enstone admiten que la única frustración que Alonso nunca pudo digerir durante los años que pasó allí era la que le producía el hecho de que su coequiper fuera más rápido que él en alguna clasificación o carrera. Es probable que Piquet Jr le cause menos malestares que Kovalainen, quien podría ocupar la butaca que el asturiano dejó libre en McLaren.

“Este es el equipo en el que crecí como piloto de Fórmula 1 –dijo ayer Alonso en su página web–. Estoy muy emocionado por trabajar de nuevo con este gran equipo y seguro de que juntos podremos regresar a la punta”, comentó Alonso, que había abandonado la escuadra para la que ganó 15 Grands Prix y dos títulos mundiales al no sentirse totalmente seguro en 2005 acerca de la continuidad de Renault. Tres millones de dólares por acelerar viernes, sábado y domingo parecen ser, ahora, argumentos suficientes.