Domingo, 12 de octubre de 2008 | Hoy
DEPORTES › RECONCILIACIóN OBLIGATORIA
Algo cambió. La relación entre el público y la Selección ya no es tan fría, distante, porque ayer hubo un principio de reconciliación. Será porque el conjunto de Basile ganó después de cinco jornadas fatídicas, será porque exhibió durante treinta minutos un funcionamiento brillante, ese que la gente quiere ver por tantas buenas figuras que el equipo vuelca en la cancha, y será porque después de todo eso, el seleccionado permite la ilusión de vislumbrar un futuro mejor. Tan auspicioso que el público ni siquiera se quejó cuando el partido se afeó. Sino todo lo contrario. Siempre alentó, saltó y aplaudió. Y terminó bancando el sacrificio de los jugadores, con los que mejoró un poco su relación.
Tantos avances se dieron ayer en materia de reconciliación, que el ambiente que pintaban los comentarios y los gestos del público en las afueras del estadio era de total aceptación. Había que ganar como fuera, dejaban escapar algunos, aunque al instante advertían que se podía (y se puede) jugar mejor. Es que si bien la gente se fue conforme por la actuación que tuvo la Selección, no fue tanta la alegría, como la que se imaginaban durante esos minutos dorados en los que el equipo era un aluvión, y amenazaba con golear.
En ese momento, todo era exaltación. Ooolé, ooolé bajaba desde las tribunas ante el toqueteo preciso de Tevez, Messi, Cambiasso, Agüero y Mascherano. O ante una gambeta en seco de Riquelme, que junto al delantero del Manchester United fue el que se llevó la máxima ovación cuando por altoparlantes se hizo el anuncio oficial de la formación. Aplausos a las ganas y empuje a la presión. El 10 de Boca se acercaba a tirar un corner y de nuevo bajaba otra ovación. Flashes por doquier y sonrisas al por mayor. Así, durante esos treinta minutos volvió a aflorar el amor.
Mascherano fue el otro que exaltó al público. Aunque esa relación es algo cotidiano en el equipo de la Selección. Por eso, más llamativo fue el ¡bieeen!, que se escuchaba ante un corte de Heinze, ante una salida de Zane-tti, o ante quite de Burdisso, fuera de que no jugaron de lo mejor.
Así, si bien hubo algunos blancos en las tribunas, debido a los últimos resultados y al clima que no ayudó, algo en la relación mejoró. Aunque no del todo. Quedó como una sonrisa un poco forzada, ya que de la Selección siempre se espera algo mejor. Pero por lo menos, algo es algo. Hay principio de reconciliación y puede aflorar el amor.
Informe: Nicolás Sagaian.
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