Un piloto argentino que compite en el rally Dakar pasó la noche perdido en el desierto de Fiambalá, Catamarca, tras sufrir un desperfecto en su vehículo mientras corría la tercera etapa de la carrera, y hoy fue hallado sano y salvo por personal de Gendarmería y Ejército.

Hernán Kim, oriundo de Moreno, se extravió al buscar el camión que socorre los vehículos en la noche. El competidor logró ser encontrado luego de que su copiloto Leandro Sánchez alertara a las autoridades sobre esa situación. A partir de ese llamado, efectivos del Ejército y Gendarmería iniciaron una intensa búsqueda en helicóptero y lograron dar con Kim, quien luego fue trasladado hasta el vivac de la organización.

Fue un día terrible para el piloto de Moreno, ya que antes de perderse había caído a tierra el helicóptero que transportaba a los dueños de la máquina que estaba corriendo, un Mercedes-Benz que venía corriendo en cinco cilindros luego de un percance mecánico en la segunda etapa. La caída del helicóptero no provocó víctimas.

Otro que también abandonó la carrera después del fuerte esfuerzo que significó cruzar las dunas de Fiambalá fue Víctor Hugo Zucchini, el ex navegante de Carlos Menem (h), entre otros, que hacía la prueba a bordo de un Toyota monoposto. Camino a La Rioja, un choque de atrás en el barro había dañado el tren trasero de la máquina. Pero las dunas resultaron demasiada exigencia para el motor, que se recalentó. “Hasta allí llegó mi incursión en el prestigioso Dakar”, dijo el cordobés.

Convaleciente de cinco by-pass, Zucchini comenzó a hacer un año atrás actividad física para recuperarse y lo convencieron para que se dedicara a prepararse para correr esta prueba, como aliciente para mantener el programa de recuperación. “Es cierto que se trata de una competencia de enorme exigencia en todo sentido –reconoció el ex navegante devenido en piloto– y no es nada fácil para equipos particulares o debutantes, como era el nuestro... en ambos casos.”

También quedaron definitivamente fuera de competencia los dos Subaru Forester del equipo de los hermanos Barattero, conducidos por Gabriel Pozzo y el japonés Iketachi. Los autos no tuvieron problemas a lo largo de los 9000 kilómetros de pruebas previas, pero ninguno pudo llegar a Fiambalá.