Miércoles, 6 de enero de 2010 | Hoy
EL PAíS › INDAGATORIA EN LA CAUSA POR LA DESAPARICIóN DE JORGE JULIO LóPEZ
La Justicia indagará al ex médico de la Policía Bonaerense Osvaldo Falcone. En su casa encontraron el auto en el que habría sido secuestrado el testigo clave contra Miguel Etchecolatz. Es un amigo personal de ese genocida y lo visitó en Marcos Paz.
Por Adriana Meyer
La llegada del verano volvió a coincidir con la reactivación del expediente judicial sobre la desaparición de Jorge Julio López. Hace casi un año los investigadores allanaron una casa en un barrio al sur de Mar del Plata y encontraron el auto en el que habría sido secuestrado el testigo clave del juicio contra el represor Miguel Etchecolatz. Ahora el dueño de la vivienda donde estaba el vehículo será convocado a declaración indagatoria. Es el ex médico de la Policía Bonaerense Osvaldo Falcone, amigo personal de Etchecolatz al punto de haberlo visitado en la cárcel de Marcos Paz antes y después de la desaparición de López y quien se habría jactado en público de su participación en ese hecho.
Poco y nada se supo del resultado de aquel procedimiento que el 14 de enero pasado sacudió la modorra vacacional, porque el caso López sufrió desde entonces una real parálisis y navegó sin rumbo por los pasillos de los tribunales platenses. El voluminoso expediente comenzó a estar a la deriva cuando el juez federal Arnaldo Corazza se apartó por la “violencia moral” que le provocó la denuncia de la familia López contra quienes no impidieron la desaparición del testigo. El nuevo juez, Manuel Blanco, separó del caso a la secretaría especial para delitos de lesa humanidad y lo delegó en la fiscalía de Sergio Franco, que rechazó la delegación. Finalmente, ahora quedó a cargo del fiscal general Marcelo Molina. “Hubo que luchar tres meses para que la Justicia reconociera que fue un secuestro, un año para que la Procuración designara personal, un año y medio para apartar a la Policía Bonaerense, y dos años para que el expediente pase a una secretaría especial para delitos de lesa humanidad, y así algún funcionario siguió las líneas que marcamos desde el principio”, dijeron los querellantes de Justicia Ya! Pero lamentaron que en ese momento, cuando por primera vez el secretario Juan Martín Nogueira apuntó hacia policías y militares, retirados y en actividad, el caso se estancó.
De hecho, el allanamiento del año pasado a las viviendas de Falcone en San Jacinto, sobre la Ruta 11, camino a Miramar, y Pehuajó había sido pedido por Nogueira a partir de un testimonio de identidad reservada que le resultó verosímil. El testigo mencionó que Falcone decía que había participado en el secuestro de López y que guardaba como un trofeo el auto que habían usado para deshacerse del cuerpo en la zona de La Serena. Los investigadores fueron verificando la veracidad de las palabras del testigo, y así encontraron el Gol azul mencionado, aunque desmantelado y sin papeles. Resultó que era robado, al igual que otro vehículo por el cual fue exonerado de la Bonaerense en 2004.
Falcone no figura en los listados de represores de la dictadura. Pero mantiene una estrecha amistad con Etchecolatz, a quien visitó en Marcos Paz pocos días antes de la desaparición del testigo, así como después, y aparece en los cruces de llamadas con ese genocida. La indagatoria pedida por el fiscal Molina, a la que la Justicia ya accedió, es el resultado de los procedimientos del verano pasado. Y no sería la única medida que reavivará el caso: el nuevo fiscal encontró decenas de líneas que quedaron sin ser exploradas incluso cuando el expediente tenía instructores. “Se ha dispuesto la primera indagatoria, se toma la decisión de hacer lo que era obvio en enero pasado. El próximo lunes se cumplen 40 meses, 1198 días de impunidad, tal vez empecemos a romperla”, expresó Justicia Ya!
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