DEPORTES › OPINIóN

Guardiola-dependencia

 Por Pablo Vignone

Petr Cech gira su cabeza hacia la izquierda, ve la pelota tomar altura y se resigna: ya no puede hacer nada por alcanzarla. Es el 7 de mayo de 2009, en Stamford Bridge, el remate de Andrés Iniesta se clava en el ángulo, el Chelsea queda eliminado, el Barcelona es finalista de la Champions League. Pero también es el 24 de abril de 2012, el penal de Lionel Messi se estrella en el travesaño, y el resultado se invierte: Barcelona no goza de su tercera final en cuatro años, el Chelsea se clasifica después de cuatro años. ¿Puede semejante sutileza ser homologada como el final de un ciclo?

El resultado es incuestionable. Barcelona es eliminado después de ir ganando 2-0, teniendo un hombre de más, desperdiciando un penal, pegando otro tiro en el palo. Messi reflota tristemente ese fantasma celeste y blanco, y la memoria no es casual: cualquier equipo Messidependiente (el Barça ayer, la Selección Argentina casi siempre) no tiene buen pronóstico.

Bajo Messi, bajo Andrés Iniesta (el auténtico termómetro del Barcelona), sin variantes de gol, con el ingenio extenuado, con línea de tres en el fondo que no funciona, tropieza. Pero cae con profunda vergüenza deportiva, sin traiciones. El Chelsea hace lo que se le ocurre en terreno lícito y saca el resultado que le conviene. Inobjetable: levantó un 0-2 en el Camp Nou. No es a ellos a quienes debe preocuparles la salud del fútbol, pero pobre de él con 20 planteos similares, con 20 partidos de esta factura.

Sólo Pep Guardiola sabe si este ciclo se acabó. Suya es la palabra de la renovación. El club lo desea. Este equipo en particular acaso necesite reinventarse a sí mismo, como cualquier otro conjunto que llega a final de temporada: entran algunos jugadores con promesa, salen otros futbolistas con destino sellado, para dar oxígeno. A lo sumo cambiarán los intérpretes; la partitura no está en discusión, ni siquiera porque una pelota dio en el travesaño.

Por eso es que no será final de ciclo si Guardiola no lo pretende así. Seguramente evaluará un sinnúmero de variables (recuperar futbolistas, la riqueza de la cantera, por dónde andan el ánimo y el hambre) antes de decidir. Su autocrítica será feroz. Si la supera, comenzará una nueva aventura. Con la música de siempre.

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