DEPORTES
Repartiendo pasión y sueldo
–¿Hablaban de fútbol con Soriano?
–Mucho. Yo lo cargaba y le decía que no entendía cómo podía ser hincha de un club con el nombre de un cura. El era un fanático y me decía que no, que el nombre era por el combate de San Lorenzo. Entonces yo le decía: “¡Peor, militarista!”. Pero a la semana vino y me dijo: “No sé cómo podés ser hincha de un club que tiene el nombre de esos adminículos con los que rezan las viejas: Rosario”. Mirá cómo se la pensó. Me ganó.
–Hace unos años, en un artículo, Soriano contó que cuando ambos estaban exiliados en Europa usted compartió un sueldo suyo con él a mitades exactas, con los centavos...
–Sí, pero no fue tan así como él lo contó. Pasó lo siguiente: él estaba sin trabajo y me vino a ver a Berlín. Yo justo estaba terminando una traducción y él me pidió si lo podía ayudar, por unos dos o tres meses. Soriano se fue a París y cuando yo recibo el sueldo, le mando la plata. Lo que pasa es que a mí me pagan con dos cheques de, digamos, 2.035,27 marcos y yo le mando uno de los cheques. Soriano exageró el gesto. Incluso, por el tema de los centavos, me decía: ‘lo que pasa es que sos demasiado alemán’. ¡Yo no soy tan pelotudo!, como para mandarle hasta los centavos. Los alemanes me habían pagado el trabajo con dos cheques, cada uno por la mitad del total.