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Angelici, el que borra con el codo

 Por Facundo Martínez

La economía argentina ha mejorado notablemente en los últimos años. Tanto que para el presidente de Boca, Daniel Angelici, la repatriación de Carlos Tevez tras once años en el exterior resulta ahora un buen negocio, más allá de que el club deberá desembolsar unos cinco millones de euros para Juventus más el préstamo por dos años del juvenil Guido Vadalá por la ficha del delantero estrella del Calcio, al que además deberá ofrecerle un contrato por tres temporadas, contrato que por obvias razones deberá ser oneroso. Lo curioso de todo esto, más allá de la alegre noticia para el mundo xeneize en particular y también para el resto del fútbol argentino, es que hace poco menos de cinco años atrás firmar un contrato de estas características, e incluso menor, parecía un sacrilegio que muy pocos estaban dispuestos a asumir. Y Angelici no se encontraba en esa lista, al contrario. Fue un férreo opositor a esa idea.

A finales de agosto de 2010, el entonces tesorero de Boca presentó su renuncia al cargo cuando, siguiendo directivas de su mentor en el club, el actual jefe de Gobierno, Mauricio Macri, se negaba a firmar la renovación del contrato de Juan Román Riquelme argumentando que su tesorería no podía pagar las pretensiones del máximo ídolo de la historia boquense. “El club está por encima de los ídolos, dirigentes y entrenadores”, argumentaba Angelici, y alertaba que el nuevo vínculo por firmar podía “dañar seriamente” al club en el caso de que Boca no consiguiera vender futbolistas para hacer frente al desembolso en dólares. “En la comisión a veces se confunde la pasión del hincha con el hecho de ser directivo”, esgrimía el renunciante. “Como tesorero sé cuando un contrato es oneroso o lastima al club”, redoblaba. En la siguiente renovación de Riquelme, por las exigencias del jugador respecto de qué dolar tomar como referencia, el oficial o el blue, también presentó su renuncia el tesorero Jorge Sánchez Córdova. Esa ya es otra historia.

En fin, además del dinero, Angelici se oponía a que se le ofreciera al enganche un contrato por “cuatro años”, que terminó siendo por dos. Entonces Riquelme tenía 32 años, uno menos de los que cuenta ahora Carlitos Tevez, a quien se le ofrecerá un vínculo por tres temporadas. Está claro que para Angelici, Tevez resulta más valioso para Boca que Riquelme, siempre díscolo y rebelde al ordenamiento del macrismo dentro del club. Y está claro también que, en un año elctoral como el que atraviesa el club –y desde ya el país–, a Angelici le resulta algo así una gran zoncera ahorrar en gastos para marketing político. Y que no le parece tan mala la idea de, antes que perderlo todo, borrar con el codo lo que se firma con la mano.

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