La TV sigue determinando el calendario y los horarios de los partidos a lo que dé lugar. Pasó casi siempre, desde la época en que la productora Torneos y Competencias dominaba el mercado de los derechos televisivos, después cuando se asoció al Grupo Clarín y más tarde cuando aquellos pasaron a manos del Estado. El que paga decide cuándo jugar. En la Aprevide se quejan de que les entregan el programa de partidos cerrado, sin margen para discutir cuestiones organizativas o de seguridad. Pasó ayer con los cuatro encuentros de Primera División que se jugaron en la provincia, tres de ellos en el Gran Buenos Aires: Independiente-Godoy Cruz; Banfield-Colón y Defensa y Justicia-San Lorenzo. El restante se disputó en Bahía Blanca: Olimpo-Lanús. Además, hubo otros cinco por el Nacional B, la B Metro y la D: Villa Dálmine-Gimnasia de Jujuy; Brown de Adrogué-Juventud Unida de Gualeguaychú; Almagro-Boca Unidos; Douglas Haig-Nueva Chicago y Liniers-Lamadrid. Y no se cuentan los de torneos federales. “No queremos poner palos en la rueda y corremos muchas veces los partidos del Ascenso a los días de semana”, informó una fuente de la seguridad deportiva en la provincia. Primero se queja el vecino porque no le brindan seguridad, y sí al fútbol. Segundo se queja el hincha porque no puede ver a su equipo en días laborables. La compleja organización del fútbol se decide en una mesa chica donde a menudo privan el negocio y el rating.