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Ciudadanos estoicos que “colean” en un banco para cobrar sus jubilaciones. Contribuyentes estoicos que “colean” en dependencias varias para pagar sus tributos. Entusiastas estoicos que “colean” para disfrutar de los Redondos o de los Stones. Hinchas estoicos que “colean” para después tener que soportar el “folklore” de los barrabrava o las arremetidas de la Montada. La cultura del aborregamiento instalada desde hace años se le parece demasiado a lo que en el fútbol-juego serían los recuperadores, sean o no “dobles cinco”, que consiguen la pelota para su equipo y trascartón le pegan para arriba a dividir, para después tener que volver a recuperarla. Si es que pueden...
Si en lugar de provocar aglomeraciones en bancos, dependencias, lugares de recitales o estadios se optara por pensar en los derechos de jubilados, contribuyentes, entusiastas de la música e hinchas, no habría necesidad de ambulancias preventivas, medidas de seguridad ni policías adicionales. Si el recuperador que rifa a dividir intentara encontrar a alguien con la misma camiseta a quien habilitar, no tendría que remedar al perro que se muerde la cola, volviendo a intentar recuperar la pelota una y otra vez.
Esta claro que, en la subyacencia, en general, hay negocio de alguno o de algunos. En la antesala de cada River-Boca pasa casi lo mismo. Hay más demanda de entradas que oferta de entradas. Y uno se pregunta por qué la venta de generales empieza dos o tres días antes de cada partido y no antes. Y uno se pregunta para qué sirven por ejemplo las innumerables “peñas” tanto de unos como de otros, que las hay en todo el país, con recordados nombres como los de Pinino Mas o Natalio Pescia, sino para cumplir, por ejemplo, con sus adherentes, tanto en la Capital como en el interior, facilitándoles la posibilidad de conseguir entradas para el clásico. Quizá de esta manera se vayan acabando las reventas, las colas innecesarias y las horas extras. También el negocio paralelo de alguno o de algunos.