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Seco como un médano en apoyos de peso a su candidatura, casi igual que un político desprestigiado lanzado a la deriva, Eduardo López ha perdido hasta el respaldo de algún ídolo escaso que lo acompañaba. Julio Zamora, quien en su momento se le disciplinaba, le restó su adhesión hace tiempo. Otro ex jugador que dejó su huella en Newell’s, entrenador campeón con aquel gran equipo de 1974, es quizás el único que aún sigue a su lado y lo comenta: Juan Carlos Montes, el actual técnico de la reserva.
En cambio, desde la vereda opuesta, Marcelo Bielsa –dicen quienes más lo conocen– no volvería al club mientras siga el presidente. También han tenido problemas con López otros ex jugadores como Gerardo Martino y Gustavo Dezotti. Y la lista es más que extensa. En Rosario, cuesta encontrar hombres ligados al club que, por historia o ascendiente, se encolumnen detrás del controvertido dirigente. La oposición considera que su ciclo está terminado, casi como los deportes que durante su gestión decidió cerrar: desde el básquetbol del TNA, del que vendió su franquicia, hasta el fútbol de salón. En Newell’s apenas queda el fútbol. Y por supuesto, López y un puñado de seguidores en la comisión directiva.