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Hubo poco para disfrutar
Por Diego Bonadeo
Frustración por no poder ver a Messi –expulsado absurda e injustamente–, pero no tanto respecto del equipo, a partir de la formación inicial. La recurrente explicación respecto de que falta casi un año para el Mundial de Alemania y que se están probando jugadores, no parece tener un correlato coherente en cuanto a los criterios utilizados para probar a esos futbolistas. Independientemente de que haya habido algunos no disponibles, por lo menos para el partido de ayer. Franco, Scaloni, Bernardi y, en menor medida, Maximiliano Rodríguez (pese a su gol) no parecen ser jugadores para ser tenidos seriamente en cuenta, mirando a lo que será Alemania el año próximo.
Habrá que ver qué sucede con las intermitencias de D’Alessandro, provocando bien desde la gambeta, la pisada y sus tiros libres, pero mal en las entregas y con el mal momento de un jugador de excepción como Lucho González, algo parecido a lo que tres años atrás sucedió con Juan Sebastián Verón –otro diferente de verdad– que tan mal jugó en el Mundial de Corea-Japón.
Por otra parte, a pocos debe haber conformado el partido desde el disfrute del fútbol-juego. Por haber sido el primer compromiso de la Selección desde la Copa de las Confederaciones, y dada la opacidad del torneo local y los recesos en las ligas europeas, ya por estas horas seguramente serán exageradas las palabras que se dirán y escribirán respecto de este olvidable amistoso que muy poco tuvo que ver con las historias futboleras de argentinos y húngaros, del que hubo poco para escribir y menos para decir.