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La obsesión de coreanos y japoneses por la seguridad amenaza con restarle brillo al Mundial si se cumplen las múltiples y estrictas prohibiciones dictadas por los comités organizadores de los dos países para el público. El manual de seguridad, repartido en seis idiomas, dice “no” a casi todo lo que ha convertido el torneo en una verdadera fiesta.
- No se permite ingresar a los estadios con máscaras o “cualquier tipo de disfraz del rostro”.
- No se permite el uso de instrumentos musicales (bombos, platillos, etc...), para impedir que el público lleve a los estadios cualquier objeto que pueda ser utilizado como arma.
- No se permite el ingreso de paraguas –salvo los plegables–.
- No se podrá lanzar rollos de papel sobre el campo.
- No se podrá ingresar con silbatos que, según los organizadores “entorpece el juego”.
- No se podrá insultar al árbitro o a los jugadores, porque podría ser motivo de expulsión del estadio.
- No se podrá hacer la ola, porque el manual del buen hincha de este Mundial también prohíbe a los espectadores levantarse de la sillas durante los encuentros.
La violación de cualquiera de esas normas se castigará con la expulsión del infractor del estadio, quedando en manos de las autoridades el poder para decomisar las entradas que el mismo tenga para otros partidos.