DEPORTES › ARGENTINA EN CUATRO BUENOS PEDAZOS
Rico, como para comérselo
Por Juan Sasturain
La Argentina en pedazos. El primer pedazo fue dulce. Duró varios mordiscones rápidos que nos comimos en veinte minutos jugados y disfrutados con todo, apretando arriba, ahogando a los nigerianos en su propio campo como le gusta a Bielsa y los jugadores saben hacerlo. El desgaste fue formidable y los resultados ofensivos desproporcionadamente pocos porque la final, la pelota en general se dividió: lo mejor, una llegada colectiva que terminó con Bati llegando con pelota dominada por izquierda que se le fue apenas larga y un derechazo de Ortega de afuera que levantó el arquero. El segundo pedazo no tuvo gusto a nada y lo mordisqueamos sin ganas hasta el final del primero: pelotazos de Verón sin certezas y un Batistua aislado. Ahí lo mejor fue hecho por ellos o por El a la media hora el maestro Okocha se le escapó a Verón y Pochettino y la cruzó allá arriba; era golazo y Cavallero la sacó con lo justito.
El tercer pedazo fue el mejor, el postre. Durante un cuarto de hora, ya con Kily en la cancha y con Verón mucho mejor en la pegada, lo mató a sustos con pelota parada hasta el gol. Con los mejores momentos de Sorin, de Ortega y de Bati. Eso hasta los treinta, en que luego de una leve transición en que les prestó la pelota a los nigerianos, ya con Aimar en la cancha afrontó el final tratando de tenerla y así y todo tuvo dos llegadas más por arriba y por abajo con el ingresado Crespo y una con Kily. Con esos cuatro pedazos Argentina fue un equipo entero, sólido, digestivo y rico; muy rico en todos los sentidos