EL PAíS › DE CHACHO ALVAREZ A LILITA CARRIO
Consejos
Pese a su retiro, el ex vice le hace llegar algunas cautelas e ideas a la líder del ARI, para que no se repitan historias.
Por José Natanson
Cuidar al máximo las alianzas con los partidos tradicionales; filtrar cuidadosamente el ingreso de dirigentes; mirar con atención la construcción de Lula en Brasil, y hasta el nombre del posible candidato a vicepresidente. Aunque se ha alejado de la política de todos los días, Carlos “Chacho” Alvarez se mantiene en contacto con un puñado de amigos y colaboradores que luego del colapso del Frepaso se sumaron al ARI. A través de ellos, el ex vice se animó a transmitir en reserva algunos consejos y sugerencias, la mayoría basados en su propia experiencia, a Elisa Carrió.
Dedicado full time a la actividad académica, Alvarez sólo se acerca a la política de manera indirecta, en el diálogo con un pequeño grupo de ex frepasistas que hoy militan en el ARI. Entre ellos se encuentran los diputados que rompieron el bloque para sumarse a la bancada liderada por Carrió, como José Vitar, Carlos Raimundi e Irma Parentella. Y también su mujer, Liliana Chiernajowsky. El primer consejo se basa en la experiencia de Alvarez y en el diagnóstico que hace hoy sobre sus últimas jugadas.
- Contra lo que podría pensarse, Chacho no cree que su principal equivocación haya sido renunciar a la vicepresidencia. Tampoco evalúa como un error la decisión de no romper la Alianza y declarar la emancipación del Frepaso luego del portazo. En realidad, Alvarez sitúa el comienzo del problema mucho antes, cuando decidió abandonar la idea original de construir una fuerza política propia para conformar la Alianza con la UCR. “Al asociarnos con un partido tradicional terminamos copiando su forma de hacer política, pero vergonzosamente”, le dijo poco tiempo atrás a un frepasista que pasó por el gobierno de Fernando de la Rúa. Una de las sugerencias consiste entonces en cuidar al máximo la política de alianzas, y lograr que el ARI evite lo que Alvarez considera uno de los costados más vergonzosos del Frepaso: el haber copiado las prácticas clientelares del PJ y la UCR, especialmente en algunos distritos como la provincia de Buenos Aires.
- “Hay que mirar a Lula”, le dijo Chacho a un legislador amigo. Se refería al camino elegido por el líder brasileño, que siempre cuidó la independencia del PT y que este año, después de tres fracasos, podría finalmente llegar a la Presidencia.
- Otro de los consejos tiene que ver con la tensión, común a todo partido político nuevo, entre la necesidad de mantener una identidad propia y la urgencia de crecer electoralmente. Un dilema difícil de resolver para el ARI, sobre todo en el interior, donde pesa menos la influencia de los medios y la imagen de Carrió. La teoría del ex jefe del Frepaso es que, sin caer en el purismo de la izquierda tradicional, hay que actuar con mucha cautela en la construcción de coaliciones con las fuerzas provinciales. En este sentido, Chacho autocritica algunas alianzas que encaró desde el Frepaso, como la que formó en Salta con el Partido Renovador de Roberto Ulloa, ex gobernador de la dictadura.
- Otra de las sugerencias es en realidad un intento de tranquilizar a los dirigentes que le han planteado las dificultades de construir, partiendo de la nada y con poco tiempo, una fuerza política con vocación real de llegar al Gobierno. “Las alianzas son más fáciles de hacer desde el poder. Uno negocia con otra fuerza”, asegura Chacho.
- El último consejo aún no llegó a los oídos de Carrió, pero Alvarez lo ha comentado con dos dirigentes amigos. Es el más concreto, y se basa en la conveniencia de incorporar a una personalidad fuerte como candidato a vice. Después de repasar las diferentes opciones, Chacho ha concluido que el más indicado es Néstor Kirchner. Según dice, el gobernador de Santa Cruz es un dirigente con buena imagen, puede exhibir una provincia ordenada y podría ayudar a Carrió a responder las críticas sobre su falta de experiencia de gestión y su carencia de equipos. Entre los puntos en contra, Chacho evalúa la ambición de Kirchner, que no oculta sus ganas de llegar a la presidencia, y una cuestión más personal: la pésima relación entre Carrió y la esposa del gobernador, Cristina Fernández, cuyas discusiones en la Comisión de Lavado de Dinero fueron memorables.