En los últimos años, el avance de la participación femenina en el ámbito del Poder Judicial ha sido notable. Aun así, las mujeres se han concentrado en las instancias inferiores y en los fueros que tienen relación con sus roles tradicionales, los de familia y menores, donde superan el cincuenta por ciento. Pero siguen sin hacer pie en los reductos judiciales considerados más prestigiosos y lucrativos. No hay mujeres en la Cámara Federal porteña ni en la Cámara del fuero Penal Económico. El papel de dos mujeres en la Corte Suprema funciona como un modelo a futuro, pero todavía son pocas en las Cortes provinciales de todo el país. En el proceso de selección en el Consejo de la Magistratura persisten filtros sutiles. Mientras tanto, el número de estudiantes mujeres de Derecho crece estrepitosamente. La socióloga Beatriz Kohen se propuso bucear no en las áreas donde la cantidad de mujeres todavía es poco significativa, sino en aquellas donde ya son más, para analizar los efectos de esta presencia y las resistencias que incluso se originan desde adentro. Los resultados de su estudio quedaron plasmados en el libro. El género en la justicia de familia. Miradas y protagonistas, presentado recientemente en la Facultad de Derecho (UBA). La jueza de la Corte Suprema Carmen Argibay resume en el prólogo el espíritu de la investigación: “Marca contradicciones, descubre estrategias de negación, y apunta con agudeza a la falta de conciencia de género”. Y propone a jueces y juezas “mirarse” a partir de este trabajo sin el “maquillaje” que permite “disimular defectos y reflejar el espejo complaciente”. Kohen es uruguaya y vive en la Argentina desde 1982. Hasta el año pasado fue directora Ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Género y Justicia (ELA), trabajó en proyectos de acceso a la Justicia de las mujeres, escribió sobre violencia familiar y derechos sexuales y reproductivos, y propuso incorporar la perspectiva de género al Código Urbano Ambiental de la ciudad de Buenos Aires. Investigó cómo se da el proceso de feminización en el Poder Judicial y al abordar el fuero de familia lo hizo entrevistando a los titulares de juzgados, varones y mujeres, con el desafío de desentrañar sus ideas y modos de acción. Una tarea difícil, en un territorio cerrado y que mostró sus peros a la presencia de una socióloga (no abogada), que incluso cuenta en esta entrevista que descubrió, con sorpresa, una extendida falta de conciencia de la discriminación de género y una impronta católica de enorme peso.