Lunes, 19 de mayo de 2008 | Hoy
EL PAíS › LAS ENTIDADES DEL AGRO ADELANTARON PARA HOY LA REUNIóN QUE DEBíAN TENER EL MIéRCOLES
Los dirigentes del lockout rural tratan de emitir un gesto que facilite la negociación con el Gobierno, pero no hay consenso sobre qué hacer. Algunos proponen levantar la medida de fuerza y otros simplemente flexibilizarla.
Por Fernando Krakowiak
Los presidentes de las cuatro entidades del campo se reunirán hoy en lugar del miércoles para evaluar la continuidad de la protesta. “Debemos acortar los tiempos para facilitar la discusión”, aseguró ayer Eduardo Buzzi, titular de Federación Agraria, al confirmar el cambio de fecha. El adelantamiento constituye un reconocimiento implícito de la pérdida de apoyos que tuvo el lockout desde que el jueves se anunció su continuidad, sin aceptar el convite tácito al diálogo que hizo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. La intención de los ruralistas es flexibilizar su posición, pero aún no hay consenso sobre cómo hacerlo. Los dirigentes moderados plantean directamente el levantamiento del “paro”, mientras que los más duros proponen liberar el paso de los camiones cerealeros, pero seguir a la vera de las rutas para que la jugada no se interprete como una derrota. Lo que se busca es hacer un “gesto” que vuelva a poner la pelota del lado del Gobierno. “Que no nos lleven a mostrar la foto del pueblo en contra. Debemos actuar con inteligencia”, sostuvo Buzzi.
Ayer por la noche trascendió, a través de un cable de agencia, que una asamblea de productores de La Pampa y Buenos Aires había decidido levantar el “paro” sin esperar a ver lo que resolvían hoy los dirigentes nacionales. Sin embargo, Jorge Srodek, secretario de Carbap, desmintió la información ante Página/12. “Nos reunimos cerca de 70 representantes de la región luego de un multitudinario acto donde también participó Alfredo De Angeli, pero la decisión no fue levantar la protesta sino darle apoyo incondicional a la Comisión de Enlace para que decidan lo más conveniente para todos”, afirmó.
El adelantamiento de la reunión para hoy hace prever no sólo que el levantamiento del lockout está cerca, sino que posiblemente haya habido algún guiño por parte del Gobierno para destrabar la situación. Sería insólito haber acelerado el encuentro de la Comisión de Enlace para terminar ratificando nuevamente el “paro”. En ese caso hubiese convenido esperar hasta el miércoles, tal como estaba previsto originalmente. Todo indica que lo que resta definir es cómo se llevará adelante esa flexibilización.
El conflicto se ha convertido durante las últimas semanas en una verdadera partida de ajedrez. Ninguna de las partes quiere dar el brazo a torcer, pero ambas hacen “gestos” para no quedar intransigentes, lo que exige pensar cada paso con extremo cuidado, evaluando los escenarios que se abren detrás de las distintas alternativas. El Gobierno hizo una buena jugada el miércoles pasado cuando Néstor Kirchner, quien ese día asumía la conducción del PJ, le cedió sorpresivamente la palabra a su esposa. La Presidenta expresó un mensaje moderado y conciliador, aunque sin mencionar al campo, ni formulando propuestas concretas.
La interpretación de la mayoría de los analistas y medios de comunicación masivos fue que Cristina Fernández había llamado al diálogo a los dirigentes del agro, dejando a un lado la soberbia que supuestamente predominó en sus otros discursos. Los ruralistas consideraron que esa convocatoria era insuficiente para justificar el levantamiento del lockout y los bloqueos de ruta, pero sabían que tenían que responder de alguna forma.
Al día siguiente comunicaron que le habían enviado una carta a la Presidenta, valorando sus palabras y solicitando una audiencia. Así creyeron sacarse de encima la presión. El problema es que luego de informar que habían pedido audiencia declararon la continuidad del lockout y subieron la apuesta confirmando la marcha del 25 de mayo en Rosario y anunciando una campaña por un millón de firmas para pedir que el Congreso “retome sus facultades constitucionales para fijar los impuestos nacionales y los derechos de exportación”.
La mayoría de los analistas de los medios de comunicación, que hasta ese momento venían respaldando la medida de fuerza, consideraron insuficiente el gesto y tildaron a los chacareros de intransigentes. Gobernadores, intendentes y sacerdotes, que simpatizan con los productores, también comenzaron a desmarcarse. Además, las cámaras patronales que agrupan a industriales, banqueros, constructores, dirigentes del comercio y operadores bursátiles criticaron la decisión de seguir adelante con el “paro”, incrementando aún más la presión sobre el sector.
Los ruralistas acusaron el golpe y el viernes ya comenzaron los pases de factura internos. Los que el miércoles, luego del discurso de Cristina, se habían expresado a favor del diálogo, como Hugo Luis Biolcati, vicepresidente de Sociedad Rural, y Carlos Garetto, vice de Coninagro, volvieron a la carga y lograron adhesiones en Federación Agraria y Confederaciones Rurales, dos de las entidades que hasta entonces tenían la posición más dura.
Las palabras que Buzzi formuló ayer durante un tractorazo realizado en San Nicolás, con misa incluida, son un ejemplo de ese viraje. “Durante los primeros 21 días de paro fueron con las tripas y estuvo bien; pero ahora hay que hacerlo con la cabeza, ya no con las tripas. Que no nos lleven a mostrar la foto del pueblo en contra, la foto del desabastecimiento. Les tenemos que mostrar la foto de la inteligencia”, afirmó. Luego intentó dejar en claro que una flexibilización no tiene que ser vista como una entrega por parte de los dirigentes. “Sólo me pondré de rodillas ante Dios y nunca ante el poder”, declaró ante los productores luego de participar de una misa en el Santuario de la Virgen de San Nicolás.
Ahora, los dirigentes tienen que consensuar una alternativa que les permita salir de la encrucijada en la que están metidos. Las declaraciones formuladas ayer por otros referentes del sector permiten prever que la discusión no será sencilla. Por ejemplo, ayer, mientras Buzzi les reclamaba a los productores ser inteligentes para no quedar enfrentados con la población, Ulises Forte, uno de sus vicepresidentes, declaró en la radio que “el paro seguirá hasta el miércoles” y sólo se levantaría “si tenemos una señal muy concreta del Gobierno”.
El vicepresidente de la Sociedad Rural, Hugo Luis Biolcati, admitió, por su parte, que existe un “clamor general” de la población para que termine el conflicto del campo con el Gobierno y aseguró que el sector debe “hacer algo” para retomar el diálogo. “Hay que terminar con la novela de si nos llaman ellos primero o lo hacemos nosotros. Parecemos dos novios peleados y ya todo el mundo está agotado de este conflicto”, sostuvo en declaraciones radiales. Sin embargo, luego volvió a remarcar que es necesario que el Gobierno tome acciones concretas para destrabar la negociación. “No podemos dejar sin efecto la protesta sólo porque la Presidenta no nos fustigó en su último discurso porque, si no, parece que nuestro reclamo no tuviera fundamentos”, concluyó.
El titular del Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario, Ricardo Echegaray, sostuvo ayer que los ruralistas “mienten tajantemente” cuando afirman que aún siguen frenadas las ventas de carne al exterior. “La exportación de carnes está abierta y el sistema está funcionando normalmente”, remarcó. “Desde la semana pasada se han exportado 19 mil toneladas. No es verdad que faltan siete mil toneladas para cumplir la cuota Hilton. Sólo quedan 5800 toneladas y estimamos que se van a terminar de embarcar esta semana”, agregó en declaraciones radiales. “El sistema puede ser perfectible, pero la reapertura de las exportaciones de carnes es una realidad que los ruralistas no la quieren entender o bien malinforman al público para generar una situación de tensión que tarde o temprano se les va a volver en contra.” Asimismo evaluó que el sector rural “ha radicalizado el conflicto, lo ha politizado en extremo y se ha llegado a una situación donde lo que se está discutiendo ya no es la operatividad de los instrumentos del Estado”. El Gobierno había cerrado las exportaciones de carne a fines de marzo en medio del lockout agropecuario y mantuvo la prohibición durante un mes hasta que informó la nueva reglamentación que los frigoríficos deben cumplir para poder exportar. La presentación de la nueva normativa coincidió con la vuelta de los productores al lockout. Fue entonces cuando éstos denunciaron que las exportaciones seguían cerradas.
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