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Chiapas es un territorio ocupado en una extensión importante por el Movimiento Zapatista (MLNZ), por comunidades indígenas y campesinas. Es un territorio político fuerte pero además es un foco conflictivo, una región que por sus riquezas naturales y su ubicación interesa especialmente a las trasnacionales y al gobierno, quienes no escatiman medios para el sometimiento de las comunidades dueñas de la tierra.

Alma Padilla, coordinadora del Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas, trabaja concientizando a las mujeres sobre sus propios derechos, sobre la relación que guardan con la historia y con el contexto, intentando implicarlas no sólo individual sino colectiva y políticamente.

Licenciada en Psicología por la Universidad de Guanajuato, México, actual doctoranda por la Universidad Complutense de Madrid, Alma Padilla trabaja con mujeres que son víctimas de violencia familiar, de un conflicto armado ajeno, de la “guerra de baja intensidad”, etc. Además de ser fundadora y colaboradora del Centro de Atención y Prevención de la Violencia Sexual y Maltrato en Guanajuato, es una gran defensora de los derechos humanos y fundamentalmente de los derechos de la mujer.

Existe la idea de que la tierra no pertenece a las comunidades sino que ellas le pertenecen. Alma Padilla señala que los derechos humanos están en relación directa con la propiedad de la tierra. Así como en la modernidad, donde algunos pensadores sostenían que la propiedad no es únicamente un bien que el hombre posee y explota sino que es parte de la vida, casi del cuerpo. En ese sentido, la política del despojo sistemático de la tierra por parte del Estado es considerada una violación a los derechos humanos, una acción directa contra la conservación de la vida de las poblaciones indígenas.