Miércoles, 18 de marzo de 2009 | Hoy
ECONOMíA › LA RESERVA FEDERAL DECIDE UNA ESTRATEGIA PARA FACILITAR EL CRéDITO Y ASí IMPULSAR LA ECONOMíA
La banca central estadounidense termina hoy su encuentro de dos días para definir una política que disminuya el costo de préstamos para empresas e individuos. Como la tasa de referencia está casi en cero, la vía sería la compra de Bonos del Tesoro.
En otra jornada signada por la histeria de los inversores, Wall Street se disparó ayer en una fuerte escalada. Los principales índices de la Bolsa neoyorquina arrojaron una ganancia de entre 2,5 y 4,0 por ciento. El despegue de estos papeles fue propulsado por un rebote inesperado en la construcción inmobiliaria y, en buena medida, por la especulación en torno del anuncio de un plan más agresivo de la Reserva Federal para alentar la economía. El optimismo que generó el rumor permitió además compensar cifras publicadas, bastante menos alentadoras: las ventas en las cadenas de tiendas estadounidenses se redujeron en un 0,1 por ciento en la última semana, mientras que los precios mayoristas se desaceleraron el mes último más de lo esperado por los analistas, ante una menor actividad.
Mientras los mercados continúan atentos a la reunión que mantiene la Fed hasta hoy, los números de la economía estadounidense envían señales alertando sobre la urgencia de mayores medidas para enfrentar la crisis. A diferencia de encuentros anteriores, Ben Bernanke, titular de la Reserva, tiene mucho menos margen para actuar. Su principal herramienta, la tasa de interés, se encuentra actualmente entre 0 y 0,25 por ciento. Pero los rumores apuntan a una inyección mediante recompra de títulos públicos para dar liquidez al sistema financiero.
Durante los dos días de encuentro del comité de política monetaria de la Fed, el tema casi excluyente será la compra de bonos de Tesoro de largo plazo. Desde hace cuatro meses los gobernadores de las entidades estatales que integran la Reserva Federal analizaron desde distintos ángulos la forma de reducir los intereses de los préstamos hipotecarios, de consumo y para empresas, que están vinculados con la rentabilidad de los bonos de mayor vencimiento. De prosperar, sería una operación inusual que responde a la imposibilidad de actuar sobre la tasa de corto plazo.
En el último encuentro, el directorio de la Reserva dijo estar preparado para comprar ese tipo de bonos, “si las circunstancias indican que esas transacciones serían particularmente eficaces para mejorar las condiciones en los mercados de crédito privado”, de acuerdo con las minutas de aquella reunión. La medida conlleva también un alto riesgo. Reducir el retorno de los bonos del Tesoro a diez años, actualmente en 3 por ciento, a la mitad, como pretende la Fed, le quitaría atractivo y podría generar una fuga de capitales. Además, como la compra se hace vía emisión de dinero, existe un riesgo inflacionario y una mayor presión sobre el déficit estadounidense.
Bernanke prometió retirar la mano de la economía tan pronto como ésta se estabilice, para evitar inflación. Sin embargo, todo indica que los viejos tiempos del laissez-faire tardarán en regresar.
Un dato positivo que recibió el mercado fue que se estabilizó el consumo en febrero, pero el empujón vino por el lado de la actividad inmobiliaria, que en los últimos siete meses difundió cifras pésimas. La construcción de casas y departamentos aumentó un inesperado 22,2 por ciento en febrero respecto de enero, pese a las sucesivas caídas de los meses precedentes, según informó el Departamento de Comercio. La revisión de los datos de enero, en tanto, siguió arrojando una caída record para la actividad. Por su parte, las solicitudes de permisos de construcción, consideradas un signo fiable de la actividad en el futuro, aumentaron un 3 por ciento. De todos modos, en el acumulado de los últimos doce meses arroja una caída de 47,3 por ciento.
La cifra revitalizó los negocios en Wall Street, que operaba otra vez en los mínimos de sus últimos doce años. La escalada no fue pareja, ya que durante la jornada se conocieron algunas cifras que desalentaron las compras. Los precios mayoristas en Estados Unidos se de-saceleraron en febrero, al aumentar un 0,1 por ciento con respecto a enero, menos que lo esperado por los analistas. El dato fue dado a conocer por el Departamento de Trabajo. También se difundió una caída en las ventas en cadenas de tiendas. El Consejo Internacional de Centros Comerciales difundió una baja de 0,1 por ciento para los primeros días de marzo. De todos modos, al cierre de la rueda la Bolsa se quedó con el vaso “medio lleno”: el índice Dow Jones logró una mejora de 2,5 por ciento y el Nasdaq Composite, una de 4,1 por ciento.
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