ECONOMíA › REPORTAJE A ALDO FERRER, DIRECTOR DEL ESTADO EN LA EMPRESA DE TECHINT

“Voy a tener un rol activo en Siderar”

El economista del Plan Fénix revela qué hará el Estado en las empresas en las que participará en su conducción.

 Por David Cufré

El desembarco del Estado en los cuerpos de conducción de empresas privadas tensionó la relación del Gobierno con las cámaras patronales. Esta semana, después de dos años, los representantes de las expresiones más concentradas de la banca, la industria, el comercio, las privatizadas y el campo se reunieron para hacer una demostración de su malestar por la “intromisión del sector público” en sus negocios, según dijo uno de esos dirigentes a este diario. El presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), Carlos Wagner, no se escudó en el off the record y ayer sostuvo abiertamente que “hay que cuidarse del avance del sector público sobre la actividad privada” (ver aparte). Hasta el momento, el Poder Ejecutivo nombró directores en el banco Macro, la Transportadora de Gas del Sur, Gas Cuyana, Central Costanera, Consultatio y Siderar, pero aún le quedan designar delegados en otras 35 compañías por las acciones que la Anses recibió de las desaparecidas AFJP. Página/12 entrevistó al más emblemático de los directores estatales, el economista del Plan Fénix Aldo Ferrer, quien ocupará una silla en Siderar, empresa del Grupo Techint. “Voy a tener un rol activo, persiguiendo los mismos objetivos que forman parte de la política nacional”, anticipó.

–¿A qué atribuye la resistencia de las empresas a aceptar la participación del Estado?

–La verdad es que eso tiene poca importancia, porque acá hay una situación de hecho. El Estado recibió acciones de un conjunto de compañías en las que habían invertido las AFJP y eso le otorga representación en sus directorios. El problema no es ése sino el espíritu con el que se realiza la intervención. Y el espíritu no es confrontar, sino avanzar en intereses comunes en favor del crecimiento de las empresas y de la economía.

–Pero a veces los intereses del Estado y de las empresas no son los mismos. ¿Cuál será su rol en ese caso?

–A nivel de la firma, los representantes del Estado tienen que seguir los mismos lineamientos de la política nacional. Es llevar la política nacional de desarrollo al interior de una empresa bajo conducción privada. Se trata de repetir a nivel micro lo que se hace a nivel macro; promover la inversión, el crecimiento, el empleo, las buenas relaciones entre los actores sociales y la proyección internacional. Se busca el fortalecimiento de las empresas, que son el tejido básico de la economía. En lo fundamental, hay una confluencia de intereses entre el sector público y el privado.

–Frente a una situación de despidos masivos, como los 1200 trabajadores que intentó echar Siderar hace dos meses al paralizar una inversión, ¿cuál hubiera sido su postura?

–El sector siderúrgico está atravesando un fuerte proceso de contracción por la crisis internacional. Hay una caída importante de las exportaciones y también una baja significativa de la demanda interna. Siderar es una empresa que tiene los problemas propios de su actividad. Esos problemas hay que atenderlos sin descuidar los objetivos fundamentales de la política nacional, y uno de los objetivos centrales es la defensa del empleo. Desde luego que hay puntos de conflicto. El que usted menciona es uno: el conflicto entre la empresa y su personal. En todo caso, la representación pública tiene que buscar una solución razonable para las partes, hacer un aporte para capear la situación.

–Es decir que tendrá un rol activo.

–Claro, voy a tener un rol activo en Siderar, como cualquier otro miembro del directorio. Y un aspecto particularmente importante será el apoyo a los programas de formación de recursos humanos y de desarrollo científico tecnológico, que tienen una tradición muy rica en esta empresa. Vamos a estimular estos esfuerzos, tanto en la firma como en la cadena de proveedores.

–Las cámaras empresarias deslizaron que se sienten presionadas por la presencia del Estado en las empresas.

–Yo diría que la relación de una compañía con las políticas públicas se juega en el marco de la macroeconomía, de los lineamientos generales que aplica el Estado, que alcanzan a esa empresa. Me parece más importante el efecto de esas políticas que la influencia que pueda ejercer un director. Lo que es determinante es el encuadre general.

–¿El director del Estado puede terminar facilitando la transmisión de demandas de la empresa al Gobierno?

–Ese es un punto importante. Esta es una relación de doble vía. Desde la perspectiva de la empresa es importante que un director estatal conozca la intimidad de su funcionamiento para que le pueda acercar a su mandante, que es el Estado nacional, cuáles son sus problemas a resolver. Fortalece su vinculación con el sector público. Le permite transmitir a la esfera decisoria información que puede facilitar la resolución de problemas.

–A las empresas les molesta que el Estado conozca su intimidad.

–Desde luego que el representante del Estado debe manejarse con mucho cuidado. Pero eso hace a una cuestión de discrecionalidad que yo descuento. Nadie va a andar revelando información confidencial sobre oportunidades de negocios o innovaciones tecnológicas. Es algo básico. Tampoco hay que olvidarse que hoy ya existen otros actores que forman parte de los directorios que cumplen estos preceptos fundamentales, como los representantes del sector laboral. En economías maduras como la alemana, la participación del mundo del trabajo en las empresas es una práctica extendida, que en la Argentina también se da.

–¿El director estatal puede actuar como un agente de control de la empresa en otros órdenes, como el impositivo o su política de fijación de precios o el manejo de su estructura de costos?

–No, esos controles pasan por los instrumentos habituales que tiene la administración pública. No hay que mezclar la relación de la firma en esos aspectos con el hecho de que haya un director por el Estado. No hay que perder de vista los objetivos fundamentales que hacen al interés de la empresa y del desarrollo de la economía.

–¿Cómo interpreta las quejas de las cámaras patronales por la designación de directores estatales?

–Prefiero no hacer comentarios. Lo único que puedo decir es que me parece muy importante la idea de un Consejo Económico y Social para mejorar el diálogo entre el sector empresario, el mundo de la ciencia y la tecnología, el mundo del trabajo y el Gobierno. Será una institución que servirá para mejorar la calidad institucional de la República. Es importante tener un gran ámbito de discusión y de consenso. Tenemos que enriquecer el debate para ampliar las perspectivas en la toma de decisiones. Estamos en un proceso de construcción nacional, en un país que vivió la mayor parte de su historia de las últimas décadas en una situación de inestabilidad. Todo eso tiene un costo y la falta de construcción de espacios de convergencia son los que tenemos que revertir.

–Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat, dijo que vivir con lo nuestro nos llevó a la pobreza.

–No comento opiniones. Doy las mías. Vivir con lo nuestro es lo que hicieron los países exitosos. Lo hace China, lo hizo Estados Unidos en la fase de su gran crecimiento, lo hicieron Japón y Alemania. Es descansar en el potencial propio en primer lugar, estando fuertemente implicados con el mundo. Esto es válido no sólo para los países, también para las personas. Primero hay que movilizar el potencial que uno lleva dentro.

–¿Qué profundidad supone que tendrá la crisis económica?

–Lo notable es que en un escenario mundial tan crítico y con tantos problemas internos no resueltos, el sistema económico no descarrila. La economía está ordenada. Tiene sus dificultades, pero los equilibrios macro están ahí. Es notable que sumándose la sequía, los conflictos no resueltos y la gigantesca crisis internacional, la situación actual nos encuentra muy lejos de lo que vivimos en otros tiempos. Eso revela la fortaleza de la economía. La economía sigue en pie, con sus incertidumbres, sus problemas a resolver, pero sólida.

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Imagen: Sandra Cartasso
 
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