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La disputa por la distribución del ingreso se exacerba a medida que se hace más amenazante el nubarrón de la crisis internacional. Las posturas de las cámaras patronales tienden a radicalizarse e intentan cargar los costos sobre el Estado, lo que ya es tradicional. Mientras la banca sigue eludiendo otorgar el aumento reclamado por los trabajadores –pese a la versión sobre un eventual acuerdo–, desde la central fabril su titular, Héctor Méndez, reclamó que la crisis la pague el Estado y el sistema de seguridad social, mediante la rebaja de los aportes patronales, que intencionadamente maldenomina “impuesto al empleo”.

“Todavía no habrá un cambio importante en la tendencia negativa que viene mostrando la actividad industrial, ni este mes ni el próximo”, advirtió Méndez ayer, en declaraciones radiales. Por lo tanto, “es preciso imaginar soluciones, porque lo única gravísimo es la pérdida del trabajo”, señaló. Y pasó a enumerar las ideas que él se imaginó.

“Se necesita un tipo de cambio más competitivo”, dijo, eufemismo por un reclamo de devaluación. “No es la variable única, ni la que el Gobierno deba aceptar como presión”, se atajó inmediatamente el dirigente empresario plástico. En cambio, fue enfático y no encontró reparos en reclamar “una quita de impuestos” en materia laboral. Es decir, que el empleo en blanco resulte más barato, mediante la rebaja en los aportes patronales, que van a la seguridad social.

En tanto, desde cuerpos de delegados de la banca privada se desmintió “categórica y absolutamente” la firma de convenios salariales en torno del pedido de aumentos que derivó en paros durante la última semana. “Algunos bancos –no todos– están otorgando un adelanto a cuenta de futuros aumentos, pero de ninguna manera ello significa que se haya superado el conflicto”, señaló el delegado general del personal del Citibank, Claudio More, quien además denunció que esta última entidad “no abona las horas extras, no respeta la jornada laboral y tampoco las categorías del convenio colectivo bancario”.