La asunción del nuevo ministro de Economía, Amado Boudou, tuvo un dato llamativo. Salvo por la presencia del titular de CAME, Osvaldo Cornide, y por el presidente del Banco Hipotecario, Eduardo Elzstain, no hubo representantes de las principales cámaras empresarias del país. Tampoco estuvieron los ruralistas de la Mesa de Enlace. A pesar de haber pegado el faltazo, desde la Unión Industrial Argentina (UIA) aseguraron a Página/12 que el nuevo funcionario llega “con un handicap de credibilidad”. Sin embargo, no tardarán en hacerle llegar su amplia lista de reclamos, que fue esbozada con dureza hace una semana, durante la primera reunión de la entidad fabril luego de las elecciones legislativas. Una de las versiones que circularon ayer por la Casa Rosada era que la ausencia de empresarios se debió a una suerte de “reprimenda” hacia Boudou, por la nacionalización de los fondos de las ex AFJP. Por su parte, el flamante ministro aseguró luego de su jura que “llevará adelante medidas para potenciar el empleo” y que la Argentina debería “volver al mercado de crédito”.

Luego de las elecciones del pasado 28 de junio, los empresarios nucleados en la UIA, AEA, la Cámara de Comercio y de la Construcción, entre otras, salieron a pedir un mayor diálogo con el sector privado y la cabeza de varios funcionarios. Una de esas cabezas era la de Carlos Fernández, el saliente ministro de Economía. Ahí el sector privado se anotó el primer poroto. La otra cabeza era la de Guillermo Moreno, quien todavía permanece en su cargo.

“El ministro es una persona joven, que viene trabajando en el equipo económico junto a otros funcionarios (Mercedes Marcó del Pont, Débora Giorgi, Carlos Tomada y Moreno). Está embebido de los temas cotidianos y urgentes. Pero más allá de la persona, hay que conocer la agenda”, señaló a Página/12 José Ignacio de Mendiguren (UIA). El dirigente fabril afirmó que fue invitado a la jura de los nuevos ministros –al igual que sus colegas de otras cámaras– recién ayer por la tarde. Dentro de las variadas explicaciones que dieron los empresarios por su ausencia, De Mendiguren dijo que no pudo asistir porque se encontraba en su fábrica, con “ropa sport”.

El titular de la Cámara Argentina de Comercio, Carlos de la Vega, fue otro de los ausentes, aunque en su caso –según indicó a este diario– no fue invitado. “Si bien ahora se abre una nueva etapa, todavía no tengo un juicio para hacer”, aseveró De la Vega. Los sectores agropecuarios nucleados en la Mesa de Enlace tampoco fueron de la partida, quizás algo más previsible que el resto de sus colegas del criollo G-7.

–¿Por qué no vino ningún empresario, además de usted? –se le preguntó a Elzstain al término de la jura. Su respuesta fue el silencio.

–¿Cómo cree que le irá al nuevo ministro? –se insistió con el titular del Hipotecario.

–Va a andar muy bien –respondió.

La participación de Elzstain era casi obligada, ya que el nuevo titular de la Anses, Diego Bossio, salió del directorio del Hipotecario. El otro empresario que estuvo presente, Osvaldo Cornide, indicó a este diario que a partir de las nuevas figuras del gabinete “el Gobierno buscó cohesionarse”. Una sutil manera de decir que el kirchnerismo se cerró sobre sí mismo.

Si bien los grandes ausentes consideran que Boudou es una figura con la que podrán intercambiar ideas, no dejarán su lista de reclamos, que giran en torno de la cabeza de Moreno, un nuevo marco tributario para el sector privado y un menor intervencionismo estatal en la economía. Quizá todo lo contrario de lo que representa el flamante ministro de Economía.