Jueves, 9 de julio de 2009 | Hoy
EL PAíS › ASUMIERON ANíBAL FERNáNDEZ EN LA JEFATURA DE GABINETE, AMADO BOUDOU EN ECONOMíA Y JULIO ALAK EN JUSTICIA
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner le tomó juramento al nuevo elenco ministerial. También asumió Jorge Coscia como secretario de Cultura. “Va a estar todo bien”, le dijo Boudou a CFK mientras Fernández confesaba “estar feliz” y Alak, “sorprendido”.
Por Martín Piqué
Eran las 19.29 cuando el escribano general de gobierno, Natalio Etchegaray, leyó la aceptación de cargo del nuevo jefe de Gabinete. En el Salón Blanco resonó entonces la voz solemne del funcionario, una marca registrada de cada jura de ministros. Etchegaray anunció que a través del decreto 884/09 la Presidenta designaba como jefe de Gabinete de ministros al “contador y doctor Aníbal Domingo Fernández”. Cuando escuchó el segundo nombre del quilmeño, la mandataria no pudo disimular una sonrisa. Al hombre del bigote, el Fernández de carácter reo y siempre dispuesto a aparecer en los medios, también se lo veía sonreír. Estaba contento. Tras seis años en las dos administraciones K, llegaba al escalafón más alto que podía aspirar un funcionario. “Estoy absolutamente feliz de poder tener esta oportunidad”, diría más tarde a la prensa. Luego llegó Amado Boudou. El cuadro surgido en el think tank liberal CEMA recibía su premio por su rol en el pase al Estado de la administración de los fondos previsionales. “Va a estar todo bien”, le susurró Boudou a CFK tras estampar su firma. Su asunción fue acompañada por un record de ausencias en el mundo empresario: las principales cámaras patronales del país –la Unión Industrial Argentina, la Asociación Empresaria Argentina, los bancos privados y la Cámara de Comercio– eligieron no estar. Todo un gesto.
El escribano Etchegaray anunció que la designación del nuevo ministro de Economía estaba prevista en el decreto 885/09. Además de Boudou, el decreto nombraba al platense Julio Alak como ministro de Justicia y al diputado Jorge Coscia como secretario de Cultura. El nombramiento de Alak fue la mayor sorpresa de este recambio ministerial. El propio Alak, hasta ayer director de Aerolíneas Argentinas en representación del Estado, reconoció que no esperaba una designación en una área tan importante. “Me sorprendió”, dijo en un contacto con la prensa. Al momento de tomarle juramento, la Presidenta recordó que su cartera incluye también a la secretaría de Derechos Humanos. Desde el último reordenamiento del organigrama, el nombre correcto del ministerio es, se sabe, Justicia, Seguridad y Derechos Humanos.
El énfasis puesto en el tercer elemento de esa cartera encontró una entusiasta aprobación en la primera fila del Salón Blanco: allí estaba Hebe de Bonafini. La titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo aplaudió con gesto concentrado. Al lado suyo se encontraba Héctor Recalde, apoderado de la CGT. Visiblemente contento, Recalde también aplaudió el acento puesto en los derechos humanos. Cuando terminó la jura, Alak adelantó cuáles serán las prioridades de su gestión. Sus dichos reflejaron que uno de sus objetivos será tratar de dar respuestas a una demandas que más ha venido creciendo en la sociedad, realimentada a su vez por la influencia de los medios de comunicación. “Voy a trabajar para garantizar la seguridad del ciudadano”, prometió Alak.
El acto comenzó media hora después de lo programado. La demora facilitó la tarea de repasar presencias y ausencias. Entre los gobernadores, convertidos en un actor político mucho más importante tras los resultados del 28 de junio, se encontraban Daniel Scioli (Buenos Aires), Sergio Urribarri (Entre Ríos), Gildo Insfrán (Formosa), José Luis Gioja (San Juan), Luis Beder Herrera (La Rioja), Jorge Capitanich (Chaco), Maurice Closs (Misiones), Walter Barrionuevo (Jujuy), el radical K Miguel Saiz (Río Negro) y el socialista Hermes Binner (Santa Fe). La presencia de Binner fue muy elogiada en el auditorio, donde no abundaban los socialistas: la excepción a la regla era el diputado Ariel Basteiro. “Yo vine en el auto con Binner”, contó a Página/12 la titular del Inadi, María José Lubertino, de conocida extracción radical.
En el acto se pudo ver a todo el staff del gabinete que –por ahora– no sufrió cambios. Se ubicaron, como siempre, a la derecha de la Presidenta. Allí se dejaron ver el canciller Jorge Taiana y los ministros Alicia Kirchner (Desarrollo Social), Carlos Tomada (Trabajo), Florencio Randazzo (Interior), Nilda Garré (Defensa), Lino Barañao (Ciencia y Tecnología). La mandataria se ubicó en el centro del salón, justo bajo el enorme busto que representa a la República. La rodeaban el presidente provisional del Senado, José Pampuro, segundo en la línea sucesoria: nadie se asombró porque el vice Julio Cobos no estuviera presente. Junto a Pampuro se lo vio al jujeño Eduardo Fellner, titular de Diputados. La Presidenta, Pampuro, Fellner y Scioli estuvieron casi todo el tiempo en primer plano en las imágenes de la transmisión en vivo que hacía la televisión.
La llegada de Fernández a la Jefatura de Gabinete no había sido evaluada por nadie hasta que se produjo la derrota del 28 de junio. Aunque el alejamiento de Sergio Massa era dado como un hecho desde hace tiempo, los nombres que circulaban para reemplazarlo eran otros: en la baraja figuraban Randazzo, Fellner o el diputado rosarino Agustín Rossi. El resultado del 28 de junio pareció modificar todos los pronósticos. Cuando Fernández fue mencionado por los parlantes, el auditorio que poblaba el Salón Blanco respondió con un aplauso bastante prolongado. Entre los asientos VIP se pudo ver a los diputados Diana Conti, Carlos Kunkel y Juan Carlos Dante Gullo, al legislador porteño Juan Cabandié, quien luego se mostró eufórico por la designación del abogado laboralista Mariano Recalde en Aerolíneas Argentinas. Aparte de ser un hombre de consulta permanente de la CGT, Recalde forma parte de la Juventud Peronista.
Una ausencia llamativa fue la del secretario general de la CGT, Hugo Moyano. Pero el hecho más significativo de la tarde fue la ausencia casi absoluta de intendentes peronistas del conurbano. Hasta hace dos semanas, era habitual encontrarse con varios caciques comunales del Gran Buenos Aires en los actos oficiales. El contraste con lo que se vio ayer fue importante. Quien sí estuvo fue el intendente de Quilmes, el ex metalúrgico Francisco “Barba” Gutiérrez. También asistió el vicegobernador Alberto Balestrini, otro hombre del conurbano con pasado de intendente. Cuando terminó el acto, Balestrini fue entrevistado por los cronistas de Caiga Quien Caiga en la puerta de la Casa Rosada. Allí le preguntaron por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Que, de paso, ayer no se dejó ver por la Rosada. Moreno no se caracteriza por el bajo perfil.
Entre los asistentes al acto hubo bastantes actores y figuras de la cultura. En esa definición se podría incluir a los actores Víctor Laplace, Claudio Morgado, Daniel Aráoz; también al artista plástico Daniel Santoro, un especialista en evocar los sueños y los pesadillas del peronismo. Los invitados se codeaban con familiares y amigos de los funcionarios entrantes, cada uno con su impronta. La nota más comentada fue el grito que le dedicaron al flamante ministro de Economía sus amigos que estaban sentados en las primeras filas. “¡¡Aimé!!”, le gritaron. Página/12 le preguntó por el significado del grito a dos jóvenes muchachas que vivaban a Boudou desde uno de los salones antiguos. “Es su nombre en francés”, explicaron. La Presidenta, que no llegó a enterarse del sentido del alarido, puso cara de no entender qué pasaba.
Mientras los invitados y los funcionarios estaban concentrados en lo que pasaba en el centro del salón, los que habían quedado en la sala contigua tenían el privilegio de poder seguir el acto a través de varias pantallas planas. En esos plasmas desfilaron los rostros de los funcionarios entrantes pero también de los salientes: así se pudo ver a Sergio Massa, a José Nun, a Carlos Fernández. También a Recalde, flamante interventor de Aerolíneas, y a Diego Bossio, nuevo director de la Anses. Entre los presentes que fueron destacados por las cámaras aparecieron Bonafini, Recalde y el titular del Comfer, Gabriel Mariotto. Tras las juras llegó el tiempo de los saludos y los abrazos. Después se comenzó a abandonar el primer piso. Mientras la multitud bajaba escaleras, algunos pronosticaban un segundo recambio ministerial para dentro de poco. ¿Será?
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