ECONOMíA › LUZ Y FUERZA AGITó LAS PARITARIAS AL QUERER REABRIR UNA NEGOCIACIóN YA ACORDADA DE PALABRA

Lescano puso los dedos en el enchufe

El acuerdo de la alimentación por un 35,2 por ciento de suba salarial tensionó las negociaciones en curso. El titular de LyF, opositor a Moyano, aprovechó para replantear un acuerdo en torno del 22 por ciento. La UIA, otra vez en guardia.

 Por Tomás Lukin

La magnitud porcentual del aumento salarial en alimentación, 35 por ciento a pagar en tres cuotas, habilitó al establishment empresario para advertir sobre la posibilidad de que se “disparen” los reclamos salariales y se reabran masivamente las negociaciones. En este escenario, el titular del sindicato porteño de Luz y Fuerza, Oscar Lescano, realizó un confuso reclamo: la reapertura de una paritaria que todavía no se cerró, pidió el 35 por ciento y acusó a los empresarios por los aumentos de precios. Las declaraciones del gremialista enfrentado al titular de la CGT, Hugo Moyano, reavivaron la histeria empresaria en un momento en que la capacidad del Ministerio de Trabajo para intervenir estableciendo una pauta indicativa está erosionada tras el impacto de la crisis internacional durante 2009.

Desde la cartera laboral se mostraron desconcertados por las declaraciones de Lescano, ya que, si bien el sindicalista reclama la reapertura de las negociaciones, todavía no se firmó ningún acuerdo salarial. “No se puede reabrir algo que no se cerró”, apuntaron. El gremio había pactado informalmente una mejora del 22 por ciento con Edenor y Edesur, pero legalmente el convenio no está cerrado. En febrero, frente al incremento en el precio de algunos alimentos, Lescano anticipaba que pretendía una mejora salarial de entre el 20 y 25 por ciento. “Teníamos un acuerdo tácito del 22 por ciento, pero no firmamos nada y ahora todo el mundo está por arriba del 35 por ciento y yo no quiero pasar por tonto”, explicó Lescano. El sector emplea alrededor de ocho mil trabajadores.

Esta situación permitió a la UIA reiterar sus advertencias sobre las descontroladas negociaciones salariales. El titular de la central fabril, Héctor Méndez, apuntó que la situación era el comienzo de una “carrera peligrosa” y reclamó la intervención del Ministerio de Trabajo. Mientras tanto, uno de los vicepresidentes de la entidad, José Ignacio de Mendiguren, llamó a no convalidar mayores expectativas inflacionarias ni otorgar incrementos salariales que no estén “justificados por el alza en la productividad”, invirtiendo así la causalidad (y responsabilidad) de los incrementos de precios desde los empresarios hacia los reclamos salariales.

“Cualquiera puede pedir renegociar un convenio colectivo, pero esto responde a una maniobra mediática para instalar un tema que no existe y generar miedo. No es real, cómo pueden hablar de renegociación masiva si todavía no se firmó ni el 2 por ciento de los acuerdos alcanzados el año pasado”, sostuvo el diputado del Frente para la Victoria y apoderado de la CGT, Héctor Recalde. El legislador enfatiza que, más allá de la evolución de precios, las negociaciones dependen de la rentabilidad y tamaño del sector, así como el poder de negociación de cada sindicato.

En Trabajo rechazan que la economía se encamine hacia una espiral inflacionaria por los aumentos salariales o que se puedan reabrir masivamente las paritarias: “No hay sorpresas. La negociación colectiva se viene desarrollando con normalidad y equilibrio como los años anteriores, y continuará por ese camino”, apuntaron.

Sin embargo, a diferencia de otros años, cuando marcó pautas porcentuales con el objetivo de “coordinar” los incrementos salariales, la cartera laboral mantiene un perfil bajo en estas negociaciones. Si bien el ministro Carlos Tomada intervino activamente en la resolución de algunas paritarias conflictivas, como fue alimentación, la diversidad sectorial del impacto de la crisis internacional en 2009 erosionó la posibilidad de “orientar” los acuerdos. A su vez, el incremento del precio de la carne y los productos lácteos en los primeros meses del año modificó los parámetros de los reclamos salariales a pesar del amesetamiento posterior, admitido por consultoras privadas.

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Oscar Lescano, titular de LyF. “Si hay otros arriba del 35, yo no quiero pasar por tonto.”
 
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