Viernes, 28 de enero de 2011 | Hoy
ECONOMíA › LA INDUSTRIA ESTA OPERANDO CON VALORES RECORD HISTORICOS DE UTILIZACION DE LA CAPACIDAD INSTALADA
El promedio de utilización en los doce sectores relevados por el Indec finalizó diciembre en 82,9 por ciento, valor record de la serie para ese mes. También alcanzó un nivel máximo histórico la media del año pasado, que marcó un 77,7 por ciento.
Por Javier Lewkowicz
Varios sectores de la industria local finalizaron 2010 cerca del límite de su capacidad instalada. El promedio de utilización en los doce sectores relevados por el Indec finalizó diciembre en 82,9 por ciento, valor record de la serie para ese mes. También alcanzó un nivel máximo histórico la media del año pasado, que marcó un 77,7 por ciento del uso de la capacidad instalada industrial. Esto refleja que la actividad productiva acompañó con intensidad el fuerte crecimiento de la economía, que se acercaría al 9 por ciento. Pero también enciende luces de alerta sobre la necesidad de ampliar las plantas con nuevas inversiones para evitar cuellos de botella, que pueden expresarse en alza de precios o problemas de abastecimiento.
Las respuestas de la industria para atender la pujante demanda interna son las siguientes, según afirman expertos del área industrial: inversión en ampliación de la planta, aumentar las importaciones, subir precios o reducir exportaciones en el caso de firmas que destinan producción al mercado externo. Con las perspectivas de otro año positivo para la economía, algunos analistas retomaron el debate sobre cuál es el nivel óptimo de crecimiento. Los economistas del establishment argumentan que el actual avance de la demanda es insostenible y que es necesario “enfriar” la economía, deteniendo la recuperación de los salarios. Sin embargo, una estrategia más decidida para estimular la inversión, medidas puntuales para sostener el avance de precios junto con las reservas suficientes en el Banco Central y un saldo comercial positivo para sostener las importaciones permitirían mantener los niveles de crecimiento.
El promedio de utilización de la capacidad instalada en los doce sectores relevados por el Indec finalizó en diciembre en 82,9 por ciento. En 2009 ese valor fue de 79,8 por ciento, en 2008 de 76,1, 2007 de 74,5 y 2006, 72,2 por ciento. La media anual entre 2005 y 2009 estuvo entre 72 y 74 por ciento, frente al 77,7 por ciento que se registró en 2010. El aumento desde la salida de la convertibilidad tiene su razón en que en 2001/02 la utilización apenas superaba el 50 por ciento, un nivel consistente con una demanda agregada muy deprimida.
A nivel desagregado se puede distinguir entre los sectores que utilizan procesos continuos, que normalmente trabajan con un uso de la capacidad muy alta, y los de producción discreta, que requieren un mayor margen de capacidad ociosa. En el primer grupo se encuentra la siderurgia, que en diciembre marcó una utilización de 94,5 por ciento, papel y cartón (90,6%), industria química (92,9%) y refinación de petróleo, aunque sólo registró un 79,5 por ciento. De producción discreta es el sector textil (89,5%), alimentos y bebidas (80,4%), caucho y plástico (88,1%), automotor (74,1%), metalmecánica (73%), entre otros.
Analistas consultados por Página/12 coinciden en que las refinerías de petróleo están operando al límite. Si bien hay planes de inversión ya anunciados por parte de YPF, potenciales faltantes se podrían cubrir con importaciones. En el caso del aluminio y el acero, se trata de grandes empresas que concentran toda la producción, que pueden reducir exportaciones o, eventualmente, importar.
La industria del papel también opera en el margen, similar al sector químico, petroquímico y plástico. En algunos de esos mercados y en otros que no tengan protección comercial y estén sujetos a la competencia externa, se recurre a la importación, para así superar circunstanciales cuellos de botella. En cambio, “en el sector automotor todavía hay margen, lo mismo que en la industria alimenticia, que tuvo problemas, pero por falta de materia prima por la sequía, no vinculado con la capacidad utilizada”, explicó a Página/12 Marina Dal Poggetto, directora del Estudio Bein.
También puede haber aumentos relativos de precios, que generan ganancias extraordinarias y deberían estimular la inversión, desactivando la restricción de capacidad sin propiciar una espiral inflacionaria. “El cambio de precios relativos genera inversiones, pero eso aumenta las importaciones. Entonces el problema es externo”, indicó a este diario Alejandro Fiorito, economista del Grupo Luján. “Hay que impulsar las inversiones que sustituyan importaciones; para eso se necesita una demanda interna pujante, pero complementada con un banco nacional de desarrollo, que no sólo financia a tasas más convenientes sino que sirva para que el Estado pueda impulsar la actividad privada en los sectores en los que se la requiera”, agregó.
En tanto, la inversión viene respondiendo de manera activa, pero con una estrategia más bien de tipo incremental como la compra de maquinarias, multiplicación de turnos o mejoras puntuales de productividad, sin la aparición de nuevos proyectos de magnitud. “Debe haber un salto cualitativo hacia la instalación de nuevas plantas, y el tema fundamental es el financiamiento. Los créditos otorgados por el Fondo del Bicentenario van en ese sentido”, apuntó Andrés Tavosnanska, economista de AEDA.
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