La actividad en las terminales portuarias aceiteras ubicadas al norte de Rosario continuó ayer paralizada porque no se llegó a un acuerdo entre las empresas del sector y la regional San Lorenzo de la CGT. Trabajadores de la construcción, camioneros, estibadores y empleados de comercio bloquean desde anteayer el ingreso a esos establecimientos. El reclamo a las compañías exportadoras, como Cargill, Bunge, Molinos, ACA, Vicentín, Nidera, Terminal 6, Noble y Dreyfus, es por un incremento de remuneraciones. Buscan elevar el salario mínimo de esos obreros hasta 5000 pesos, cifra equivalente al piso que obtuvieron en diciembre los aceiteros de la región. A su vez, asalariados que en muchos casos pertenecen a firmas tercerizadas y se desempeñan en condiciones precarias exigen la mejora de las condiciones de salud y seguridad en las plantas. Ese pedido es porque durante 2010, en el cordón industrial entre Timbúes y San Lorenzo, murieron tres trabajadores por intoxicación por negligencia en la utilización de agroquímicos.

Los representantes de la CGT regional mantuvieron ayer una reunión con la viceministra de Trabajo de Santa Fe, Nora Ramírez, para garantizar las guardias mínimas necesarias en las terminales por cuestiones de seguridad, aunque no se logró reestablecer el diálogo formal por salarios, ni avanzar en la mejora de las condiciones laborales. Tras dos jornadas de bloqueos a los puertos del polo aceitero, las multinacionales exportadoras reclamaron la intervención del Ministerio de Trabajo de la Nación. En la cartera que encabeza Carlos Tomada precisaron a Página/12 que están haciendo un seguimiento diario de la situación, pero las autoridades provinciales no pretenden renunciar a la gestión del conflicto.

A comienzos de año, los trabajadores aceiteros acordaron con las empresas del sector una recomposición salarial que elevó el piso sectorial hasta 5000 pesos. El reclamo de la CGT San Lorenzo apunta a establecer ese valor como base garantizada para los asalariados de otras actividades como la construcción, personal de seguridad y camioneros que realizan trabajos dentro de las plantas. No se trata de alcanzar un básico de convenio por 5000 pesos, sino que el ingreso mínimo de bolsillo alcance ese valor, afirman representantes de los trabajadores. Muchos de esos asalariados se encuentran realizando las mismas tareas que los aceiteros pero en condiciones de tercerizados, con remuneraciones hasta un 60 por ciento inferiores. En ese sentido, la cartera laboral de la provincia comenzará a relevar los puestos de trabajo para preservar el principio de igual remuneración para igual tarea.

En diálogo con este diario, Juan Carlos Schmid, miembro del Consejo Directivo de la central sindical, remarcó que “la negociación es con las cerealeras multinacionales más importantes del mundo, tienen que pagar salarios dignos y asegurar condiciones salud y seguridad en los lugares de trabajo”. El promedio de los trabajadores aceiteros gana 8500 pesos, mientras que un trabajador tercerizado no supera los 3000 pesos. La CGT regional pretende utilizar el piso logrado por los aceiteros para traccionar los ingresos del resto de los trabajadores de esos establecimientos.

La CGT San Lorenzo sostiene que la medida involucra a más de 8000 trabajadores. Las poderosas firmas del sector estiman que el universo en conflicto “no supera los 1000”. Desde Ciara, la cámara de exportadoras, argumentan que no es posible negociar el mismo salario mínimo para todas las actividades y sostienen que tampoco es factible legalmente brindar mejoras que supe-ren los valores establecidos en los convenios de cada rama. Exponen que esa situación podría disparar un desborde de los reclamos en todo el mercado laboral.

Sin embargo, en el Ministerio de Trabajo rechazaron esas posiciones y explican que los acuerdos de empresas particulares pueden ser distintos a los de la actividad siempre y cuando superen las pautas del convenio. Los mecanismos para mejorar el ingreso podrían ser plus salariales distribuidos a lo largo del año para compensar las diferencias entre los salarios de los tercerizados y los trabajadores aceiteros, una herramienta que ya utilizaron algunos de los sindicatos más grandes, como la UOM, en los últimos años. A su vez, el conflicto evidenció la disputa de poder que existe en el sendo del sindicalismo en San Lorenzo. La medida de fuerza está encabezada por el secretario general de la CGT regional, Walter Cabrera de Smata, quien accedió al cargo a mediados del año pasado. Al asumir desplazó al actual líder de aceiteros, Pablo Reguera, que públicamente cuestionó los bloqueos.

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