Viernes, 28 de enero de 2011 | Hoy
SOCIEDAD › EN LO QUE VA DE LA TEMPORADA, YA DETUVIERON POR “EXTORSION” A SEIS CUIDACOCHES EN MAR DEL PLATA
La presencia de los cuidacoches en toda la ciudad motivó quejas y denuncias, algunas de las cuales derivaron en detenciones: ayer ocurrieron dos. Se los acusa de “extorsión” a los automovilistas. Los “trapitos” locales vs. los que llegan para la temporada.
Por Carlos Rodríguez
Desde Mar del Plata
“Nosotros andamos con el ‘trapito’ en la mano desde hace años. La gente nos conoce, nos deja las llaves del auto. Ahora, hay otros que vienen sólo por la temporada y le faltan el respeto a la gente. El problema son ellos, pero son los menos.” La mujer, siempre acompañada por su marido, muestra un manojo de llaves como prueba de lo que dice. No hace falta porque en la zona de Playa Grande, frente al hotel Costa Galana, ella es “más conocida que la Mirtha Legrand”, afirma un cliente que le confía su auto con llave y todo. En Mar del Plata, desde el comienzo de la temporada corren vientos punitivos para los cuidacoches callejeros, que abundan en toda la ciudad. En suma, que a los “trapitos” les quieren pasar el trapo, como pretende hacer Mauricio Macri en la Ciudad de Buenos Aires. Sin ir más lejos, en lo que va de enero ya fueron detenidas seis personas que cuidaban coches y acusadas de “extorsión”. Las personas que los denunciaron aseguraron ante la policía local que, lejos de recibir “una ayuda” sin monto fijo por cuidarles el auto, les exigían el pago de “tarifas fijas, de diez, veinte y hasta treinta pesos”, según dijo a este diario una fuente policial.
A tal punto llega la situación, que el concejal radical Maximiliano Abad reclamó en la Legislatura local que “en forma urgente e inmediata” se tomen las medidas necesarias para “evitar el cobro de tarifas para estacionar en la vía pública o para acceder a cocheras y estacionamientos, por parte de personas no autorizadas”. En realidad, los “autorizados” son muy pocos, más allá de los que trabajan en la nueva Terminal de Omnibus. Los demás son todos de-
socupados que se las rebuscan cuidando autos. Algunos son marplatenses y otros llegan en verano, para la temporada. Uno de ellos es un cordobés que está vestido con un chaleco blanco con vivos de color verde fluorescente, que lo asemeja a cualquier empleado municipal habilitado no sólo para buscar un lugar para estacionar sino, incluso, para dirigir el tránsito.
“Yo no extorsiono a nadie. Ayudo a la gente, la ubico, le cuido el auto. No jodemos a nadie y nos ganamos unos pesos. La gente nunca se enoja con nosotros, al contrario, nos saluda, nos tiene confianza.” Esta es la cuarta temporada consecutiva para el natural de Córdoba, que se mueve en los alrededores de Playa Grande y que, al parecer, convive en forma pacífica con los “trapitos” locales. El clima parece más denso en la zona céntrica, en los alrededores del Casino Central, por las calles Buenos Aires, Moreno, Belgrano, Corrientes y otras que concentran el grueso del tránsito vehicular por la zona de mayor movimiento de la ciudad. Lo mismo ocurre en algunos cruces clave a lo largo de la avenida Juan B. Justo. Esos “trapitos” –el plantel llega a tres o cuatro por manzana– se niegan a hablar y sostienen que en la ciudad hay “buchones que viven bien, pero que no dejan vivir a los demás. Nosotros no jodemos a nadie”, aseguran.
Es distinta la posición del edil Abad, ante la consulta de Página/12: “Todas las temporadas sucede lo mismo, personas de otros lugares de nuestro país llegan a Mar del Plata a trabajar de cuidacoches, tarifando las calles, utilizando métodos amenazantes, extorsivos y violentos, no sólo con aquellos que estacionan en la vía pública, sino también con aquellos vecinos de nuestra ciudad que durante todo el año desarrollan dignamente esta tarea, en forma pacífica y responsable”. Abad hizo una defensa de los “trapitos” locales, avasallados, según su óptica, por los que vienen “de afuera”. Según Abad, hubo denuncias en la Legislatura “no sólo de personas que fueron amenazadas cuando estacionaban en la calle, sino también de algunos a los que intentaron cobrarle ‘peaje’ cuando querían entrar a la cochera de un edificio”.
Según Abad, hubo una denuncia contra una persona que fue detenida bajo el cargo de “extorsión”, porque le exigía una tarifa de 20 pesos a un turista que estacionó sobre la avenida Colón. Eduardo Bruzzeta, titular del área de Inspección General de la Municipalidad de General Pueyrredón, sostuvo en declaraciones a la prensa local que en lo que va del año se labraron más de 150 actas por infracciones cometidas en la calle por cuidacoches y por los “limpiavidrios”. Bruzzeta aclaró, ante una consulta en ese sentido, que “no hay ninguna ordenanza municipal que regule la actividad de los cuidacoches, de manera que no hay nada que prohíba expresamente esa actividad”, a la que señaló como “un fenómeno social” derivado de la falta de trabajo. Las sanciones que se aplican tienen que ver, en todo caso, con el cargo de “extorsión”, por otra parte muy difícil de probar ante la Justicia, o con algunas alteraciones en el tránsito que se puedan producir a partir de la presencia de “trapitos” o “limpiavidrios”.
Por lo que se pudo observar en distintos lugares de la ciudad, los cuidacoches tienen más manejo del tránsito que cualquier funcionario policial o municipal. “Son años en la calle”, alardeó la mujer que con su marido maneja el tema en la zona de Costa Galana. Bruzzeta aclaró que para que pueda avanzar una denuncia “hay que llevar un video o una grabación que respalde la presentación de la denuncia por extorsión. Recién allí puede actuar la policía. Nosotros, como municipio, sólo podemos hacer controles, pero no tenemos poder de policía para estos casos”.
Según el funcionario local, en temporada “el 80 por ciento de los ‘trapitos’ y de los ‘limpiavidrios’ no son de Mar del Plata, vienen de otros lugares del país”. Una rápida consulta entre los taxistas locales, que algo saben de calle, indicaría que “la mayoría son de acá, de Mar del Plata. Nosotros los conocemos de todo el año y sabemos que viven en Mar del Plata. Hay poco laburo y bueno, es un rebusque, aunque es posible que algunos sean vivos que no quieren laburar”, concluyó Héctor, un santiagueño que hace 30 años vive en esta ciudad. Esta semana se produjeron cuatro nuevas detenciones de “trapitos” (dos de los cuales ocurrieron ayer) que trabajaban en la zona del polideportivo Islas Malvinas. Ya suman seis los detenidos por supuesta “extorsión”, acusación esta que, como se dijo, es muy difícil de probar.
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