Martes, 21 de junio de 2011 | Hoy
ECONOMíA › SE REDUJO LA SALIDA DE DIVISAS MEDIANTE EL CONTADO CON LIQUIDACIóN
La compra de acciones o bonos en pesos en el mercado local para venderlos en dólares en el exterior es una de las vías para la salida de capitales. Sin embargo, las medidas oficiales para limitar la operatoria la redujeron de casi 3000 millones a 170 millones.
Por Cristian Carrillo
La incertidumbre habitual en períodos preelectorales suele generar tensiones financieras. En la Argentina el acto reflejo es hacia la fuga de capitales. Una de las vías para la salida de dólares son las operaciones de “contado con liquidación”, que implica la compra de activos bursátiles en la plaza local –en pesos– para su venta en el exterior en dólares. El Gobierno viene combatiendo esa práctica y promete profundizar los controles, aunque la transacción es legal. Con las medidas adoptadas hasta ahora logró reducir a unos 20 millones de dólares diarios el volumen en acciones y bonos negociados con este recurso, menos del 5 por ciento del total. De acuerdo con un informe de la Comisión Nacional de Valores (CNV), aun suponiendo que toda la operatoria de contado con liquidación tuviera como objeto la fuga de capitales, el monto es poco representativo frente a los 600 millones de dólares que se negocian en el mercado de cambios.
La generación de activos externos –o fuga de capitales– se realiza de distintas maneras. Desde la adquisición minorista a “arbolitos” o en “cuevas” del microcentro, hasta la compraventa de papeles bursátiles, con colaboración de bancos y entidades financieras de renombre, para quedarse con los dólares en el exterior. En este último caso, quienes compran bonos en pesos y los venden en cable –casi en simultáneo– quedan registrados y la información está disponible para los organismos de contralor correspondientes. Sin embargo, la operación es legal.
Lo que hicieron los entes de control para dificultar estas maniobras es que el vendedor del cable debe tener los bonos o las acciones en cartera al menos 72 horas entre su compra y venta. Al quitarle simultaneidad a la operación se le imprime incertidumbre al inversor, ya que no sabe cuál será el movimiento cambiario en esos tres días y si la maniobra puede hacerle perder dinero. Hasta principios de noviembre de 2008 no existía ese requisito. Desde que se impuso, se desplomó el volumen negociado por esta vía: en octubre de 2008 alcanzó a 2927,3 millones de dólares, mientras que en mayo último fue de 173,5 millones.
“Se aprecia que el volumen de la operatoria cable tanto en el MerVal como en MAE (Mercado Abierto Electrónico) no se acerca a los volúmenes de 2008, cuando fue necesario el dictado de normativa por parte de BCRA y CNV para limitar estas transacciones”, recuerda el informe de este último organismo, al que accedió Página/12. Desde entonces se mantiene en torno del 5 por ciento de la negociación bursátil total. De todos modos, la Comisión de Valores reconoce que “aun eliminando la operatoria cable –o contado con liquidación– los individuos podrían seguir realizando operaciones con un objetivo cambiario mediante la compra de bonos en pesos en los mercados locales, su transferencia a cuentas en el exterior y la posterior venta de esos títulos en mercados físicos extranjeros”.
Las transacciones de contado con liquidación nacieron durante la convertibilidad. En enero de 1995, el Mercado de Valores de Buenos Aires puso en vigencia la modalidad de “liquidación de transacciones en dólares con acreditación o pago a través de cuentas radicadas en el exterior”. Dos años después, el Banco Central agilizó todavía más este mecanismo de liquidación de los activos, lo que redujo el riesgo para los inversores. Con la caída de la convertibilidad, en 2002, se dispusieron ciertas restricciones a la adquisición de moneda extranjera. El Central intentó restringir el contado con liquidación, pero la presión del mercado lo obligó a retrotraer la medida.
“La modalidad de liquidación en moneda extranjera contra cable sobre cuentas del exterior estuvo suspendida entre el 9 de septiembre de 2002 y el 4 de marzo de 2005, rehabilitándose desde esta fecha en adelante”, recuerda el informe. Desde entonces la operatoria se mantiene, siendo su momento de mayor utilización durante el conflicto entre el Gobierno y las corporaciones agropecuarias y, más tarde, con el desplome de las Bolsas en el mundo.
La maniobra conocida en la jerga bursátil como “contado con liqui” puede obedecer a diferentes motivaciones, como el rebalanceo de cartera de los inversores o a una remisión de divisas cursada por un canal no tradicional. “No obstante, su participación en los volúmenes totales es marginal, y tanto los precios de los valores negociables como los tipos
de cambio implícitos que se derivan de la operatoria no pueden ser tratados como representativos”, señala el estudio. El costo que resulta de la operación suele ser tomado como indicativo de una salida o entrada de dólares, dependiendo de si es mayor o menor –respectivamente– a la cotización promedio oficial. Sin embargo, esta comparación carece de validez, dado que la tasa implícita en el contado con liqui contempla otras variables, como el tipo de cambio esperado, los costos transaccionales existentes y las primas de liquidez, que varían de acuerdo al instrumento y al plazo.
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