Martes, 30 de agosto de 2011 | Hoy
ECONOMíA › ECONOMISTAS CON ORIENTACIONES DISTINTAS DEBATIERON SOBRE LA ETAPA QUE VIENE
Eduardo Levy Yeyati, Eduardo Curia, Héctor Valle y Leandro Serino polemizaron sobre cómo encarar la próxima etapa en materia económica. Enviar señales a los mercados, devaluar o profundizar las líneas heterodoxas, los puntos en cuestión.
Por Cristian Carrillo
Dos formas de entender el actual proceso económico se cruzaron ayer en el marco del III Congreso Anual de AEDA. Economistas con visiones ortodoxas y heterodoxas confluyeron en el seminario para debatir sobre Perspectivas macroeconómicas: crecimiento, empleo e inclusión social. Las diferencias estuvieron marcadas desde la manera de interpretar el modelo económico hasta los desafíos que deberán afrontarse luego de las elecciones de octubre. Para el economista Eduardo Levy Yeyati, quien forma parte de los equipos técnicos de Ricardo Alfonsín, los mayores problemas son el deterioro de los superávit gemelos, la inflación y la salida de capitales, y la solución pasaría por enviar señales a los mercados para que arriben capitales al país. El economista Eduardo Curia coincidió con algunos de esos aspectos, pero consideró que para responder a ellos se necesita un tipo de cambio más competitivo y prudencia en los pedidos salariales. En cambio, para Héctor Valle, quien fue durante años socio de Mercedes Marcó del Pont, es un error apostar a la repatriación de capitales, sino más bien hay que trabajar en profundizar el modelo productivo. Y en la misma línea se pronunció Leandro Serino.
El debate tuvo lugar en un salón colmado de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Los análisis dieron por hecho un nuevo mandato de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, anticipando entonces que no habrá volantazos bruscos en la política económica, por lo cual se hizo hincapié en la sintonía fina. “La década pasada evidenció una performance económica importante en el plano nacional y regional, que nos invita a revalidar este crecimiento, con una continuidad en lo esencial, más allá del detalle”, expresó Curia, el primero en tomar la palabra.
El economista sostuvo que, a partir de la crisis internacional, el bienio 2010-2011 fue de transición, y que los próximos cuatro años requieren tomar iniciativas. Planteó cuatro puntos que es necesario atender: la restricción externa, la generación de empleo, la inversión y la inflación. “El crecimiento económico ya no coincide con superávits robustos fiscal y de cuenta corriente, mientras que el ritmo de acumulación de reservas ha mermado”, expresó. Según explicó, la pérdida de competitividad del peso tiene que ver con que el tipo de cambio comenzó a atarse demasiado a la suerte del real brasileño, una moneda que, a su juicio, está “muy sobrevaluada”. También identificó una menor creación de empleo. Por último, habló de la inflación: “Existe una gran dispersión en la formación de expectativas, a causa de los problemas con el Indec”. Identificó también la suba de precios con los ajustes nominales en los salarios.
El economista Leandro Serino, de AEDA, se centró en cuestiones neurálgicas del modelo. En particular, defendió las políticas de administración del comercio, mediante el uso de licencias no automáticas. Sobre el tema inflación, consideró necesario desacoplar la economía doméstica a los vaivenes de los precios internacionales de los commodities alimentarios. Serino coincidió con Curia en una tendencia decreciente de los aumentos salariales para evitar presiones sobre los precios, con un “mecanismo de veto” del Gobierno para rechazar paritarias por encima de un techo establecido.
La lectura de Levy Yeyati fue distinta. El analista aseguró que el país muestra desde 2003 una “asociación positiva entre crecimiento e inflación, en la que todos ganan”. Según su perspectiva, el modelo se sustentó en una “fuerte licuación de activos, producto del combo pesificación y devaluación de la moneda”, a lo que se sumaron “nuevos impuestos (retenciones) con los cuales se fortaleció la política fiscal”. El economista remarcó el agotamiento de los superávits gemelos, pero disintió en la posibilidad de administrar el comercio como solución. “Las licencias no automáticas no sirven”, expresó. Tampoco consideró oportuno una mayor devaluación, porque se trasladaría a precios, y estimó que la actual tasa de desempleo, en torno del 7 por ciento, está cerca del “pleno empleo”. Su aporte sería repatriar capitales, y para ello sería necesario más señales pro-mercado. En anteriores oportunidades también se manifestó en favor de volver a tener una relación activa con el FMI.
Quien salió al cruce fue Valle. “Está bien que se espere que lleguen los capitales, pero se necesita un plan B, porque dudo de que los capitales retornen”, retrucó. Se mostró despreocupado por lo que ocurra con los superávit gemelos: “Es un ligero desequilibrio fiscal, en comparación con las endeudadas economías de Estados Unidos y Europa”. Valle también identificó como un elemento de riesgo la volatilidad en los precios internacionales de las materias primas, por encima de los aumentos salariales, y exhortó a proteger el mercado interno, entendido éste como “regional”. Por último, defendió el uso de reservas para cumplir con compromisos de deuda.
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