La actividad económica creció en agosto 8,6 por ciento en relación con el mismo mes de 2010, informó ayer el Indec. La suba fue traccionada por el consumo privado y en el acumulado del año fue incluso mayor, ya que según esa medición la economía avanzó 9,1 por ciento. En la comparación mensual, el alza fue de 0,6. A diferencia del esquema que en general se verificó desde la salida de la convertibilidad, la industria creció bastante menos que el promedio, a raíz del desempeño positivo pero menos explosivo de la siderurgia y el sector automotor. En cambio, fue el sector de servicios el que lideró el avance. Por el lado de la demanda, el consumo creció fuertemente, y en el sector externo se registró un importante aumento de las exportaciones, pero menor al que mostraron las importaciones, de forma que el superávit mensual fue uno de los más bajos del año.

El contexto económico global es de fuerte incertidumbre, generada por las crecientes dificultades para que Grecia se sostenga en la Zona Euro y el estancamiento del que no terminan de salir los Estados Unidos. También Brasil, hacia donde se dirige el 41 por ciento de las exportaciones industriales argentinas, ha aminorado este año su crecimiento y su industria está prácticamente frenada, por el efecto negativo de la apreciación del real. El país vecino, según estimaciones del sector privado, finalizaría el año con un crecimiento de 3,5 por ciento, muy por debajo del 7,5 por ciento que registró en 2010. A nivel industrial, empresarios brasileños esperan terminar con una tenue suba de 2,2.

En el orden internacional, la dinámica de China sigue siendo un elemento a favor. La economía asiática avanzaría un 9 por ciento este año, lo que impulsa la venta de manufacturas agropecuarias. Esos productos, fundamentalmente la soja y sus derivados, contribuyen de forma sustancial a sostener el superávit comercial, aunque en términos de crecimiento no realizan un aporte muy significativo. En total, las exportaciones crecieron un 30 por ciento en forma interanual en agosto, por la suba en las cantidades vendidas de productos industriales, como autos y camiones, y manufacturas de origen agropecuario y productos primarios, por ventas de cereales, aceites, harinas y pellets de soja.

La economía argentina, indican especialistas, continúa siendo traccionada por el consumo privado. En ese sentido, el Indec ofrece los datos de las ventas a precios constantes en supermercados y shoppings en agosto, que marcan una suba interanual de 18,5 y 33,7 por ciento, respectivamente. Esas cifras, si bien no agotan el universo del consumo privado, ofrecen una buena señal sobre su dinámica, que se explica por el alto nivel de empleo, aumento de salarios reales para los trabajadores registrados y la política de ingresos expansiva. En cuanto a la inversión, la suba, según estimaciones del Ministerio de Industria, también fue relevante.

Desde el lado de la oferta, la industria manufacturera creció 5,5 por ciento, bastante menos que el promedio de la economía. En términos relativos, mostró mejor desempeño el sector automotor, con un avance de 17,8 por ciento, minerales no metálicos (11 por ciento) y metalmecánica, con una suba de 10,2 por ciento. Por debajo de la media quedaron la siderurgia (3,5), productos químicos (3,5), caucho y plástico (2,9), textil (0,7) y alimentos (0,1). La construcción registró más dinamismo, ya que creció 7,3 por ciento, y 11,5 en la medición con estacionalidad.

En cuanto a los servicios, la mencionada actividad comercial continuó aportando una buena porción del crecimiento. En ese sentido también evolucionaron transporte y comunicaciones y actividades empresariales y de alquiler. Según la encuesta mensual que realiza el Indec, alrededor de dos tercios de los empresarios consultados anticiparon para septiembre un ritmo estable en la demanda interna, mientras que una quinta parte previó una suba. Fueron más optimistas para proyectar las exportaciones.