El sector del software registró un sostenido dinamismo en 2011. La actividad más que duplicó el crecimiento –estimado– de 9 por ciento del PIB y casi triplicó el aumento de toda la industria, de 7 por ciento. Las ventas treparon 20 por ciento en relación con 2010 y las exportaciones sectoriales aumentaron 12,6 por ciento. Los datos del Ministerio de Industria indican que el año pasado se generaron 10 mil puestos de trabajo en este rubro. La actividad emplea a 70 mil personas, mientras que en 2003 alcanzaban a 20 mil asalariados. De acuerdo con los lineamientos del Plan Estratégico 2020, el objetivo es triplicar las ventas externas y la facturación, así como duplicar los niveles de ocupación. Uno de los principales instrumentos estatales para su impulso es el régimen de promoción a la industria del software que el año pasado fue prorrogado hasta 2019. Se trata de una legislación que otorga beneficios fiscales a las empresas exportadoras y fomenta el ingreso de pymes a la actividad.

El sector del software se ubica entre las tramas industriales que más crecieron desde 2003. En la actualidad, las firmas instaladas en el país exportan programas y servicios informáticos a 45 países. Se trata de una actividad de alto valor agregado y emplea mano de obra calificada. Según datos de la Cámara de Empresas de Software y Servicios informáticos (Cessi), las ventas externas ascendieron hasta 747 millones de dólares, un aumento de 340 por ciento entre 2003 y 2011. Por su parte, la facturación trepó a 3102 millones de dólares en 2011, 300 por ciento en ocho años.

“Se trata de un sector estratégico y una herramienta fundamental para hacer una industria cada vez más competitiva, que genera valor agregado y trabajo argentino de calidad. Por cada nuevo puesto que se genera en el sector, se facturan 40.000 dólares. El 75 por ciento de ese monto corresponde al valor agregado”, explicó Débora Giorgi, titular de la cartera de Industria. “El software está en la base del crecimiento de todas las economías modernas y desarrolladas del mundo, ya que por su transversalidad abarca a todos los sectores productivos, generando una mayor competitividad de la economía”, indicó la funcionaria.

El sector está compuesto por 3000 empresas. La mayoría son de capital nacional y alrededor de dos mil son emprendimientos muy pequeños o monotributistas. El resto está compuesto por unas 50 grandes firmas, algunas extranjeras y otras nacionales, 250 pymes sólidas y alrededor de 700 compañías más pequeñas.

La actividad se encuentra beneficiada por el régimen de promoción creado por la Ley 25.922 en 2004. Esa legislación otorgó estabilidad fiscal por 10 años (2004-2014), desgravaciones impositivas sobre el 70 por ciento de las contribuciones patronales y sobre el 60 por ciento del Impuesto a las Ganancias. Para ingresar en el régimen, las empresas deben cumplir con normas de calidad, realizar gastos en investigación y desarrollo o tener una porción de las ventas destinadas al mercado externo. En agosto del año pasado, el Congreso extendió los beneficios fiscales y la estabilidad impositiva hasta 2019. En ese momento, por impulso del gobierno nacional, también se flexibilizaron los requisitos para que las compañías puedan ingresar al régimen. Entre 2010 y 2011, el régimen otorgó más de 630 millones de pesos.

En Industria estiman que para 2020 las ventas del sector se multiplicarán casi por tres, para alcanzar una facturación de 7400 millones de dólares, se buscará elevar a 130.000 los puestos de trabajo y se cuadruplicarán las exportaciones, para llegar a cerca de 3000 millones de dólares.