Empresarios argentinos y brasileños se reunieron ayer y anteayer en Brasil para comenzar a delinear una agenda conjunta de desarrollo que permita dejar de lado las fricciones comerciales permanentes. La cúpula de la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Federación de Industriales de San Pablo (FIESP) acordaron avanzar en el diseño de políticas conjuntas para superar las asimetrías comerciales –el intercambio comercial bilateral arroja un déficit de 4000 millones de dólares para Argentina– y comenzar a trabajar en conjunto en la profundización de la integración. Los representantes de la UIA también se encontraron con el canciller de Brasil, Antonio Patriota; el ministro de Hacienda, Guido Mantega; y el titular de Industria y Comercio Exterior, Fernando Pimentel.

La crisis internacional, el menor superávit en cuenta corriente y las irregularidades fiscales de empresas importadoras y exportadoras llevaron al gobierno argentino a aplicar un conjunto de herramientas formales e informales para administrar el comercio exterior. Esas medidas generan tensiones con los principales socios, como Brasil y sus empresas.

Los gobiernos de ambos países acordaron el año pasado poner en marcha un ámbito de negociación entre los empresarios de los dos países. La parcialidad brasileña –sector privado y público– que todavía no había puesto en marcha su foro empresario para debatir con los industriales argentinos y elevar propuestas a los gobiernos reactivó su compromiso. Los funcionarios de Brasil destacaron a la delegación argentina que encabezó el titular de la UIA, José Ignacio de Mendiguren, “la necesidad de una Argentina fuerte e industrial para que Brasil sea poderosa”. En tanto, la UIA y la Fiesp acordaron crear un centro de estudios para la competitividad regional que proveerá las comparaciones necesarias para las discusiones bilaterales entre los empresarios.

Durante su visita, Mendiguren reclamó “avanzar en una visión estratégica de desarrollo conjunto que permita evitar la reprimarización de las estructuras productivas”. El empresario consideró que ese proyecto de alianza estratégica debe estar acompañado en el corto plazo por una mayor integración comercial: “El comercio bilateral creció, pero Argentina exhibe un déficit crónico de cuatro mil millones de dólares que asciende hasta ocho mil millones de dólares en las manufacturas de origen industrial. Nosotros no queremos comprarle menos a Brasil, sino venderle más”, argumentó.

Para eso, la UIA llevó a la Fiesp un estudio donde identificaron compras que realiza el país vecino fuera del Mercosur por 30 mil millones que podrían ser provistas por Argentina. Según estimó Mendiguren, en el corto plazo las empresas locales pueden vender productos por seis mil millones de dólares para reemplazar esas importaciones que hace Brasil de otros destinos. Cuando los empresarios del país vecino cuestionaron las herramientas de administración comercial argentinas, los industriales locales les recordaron que “cuando Brasil tuvo el balance comercial desfavorable se volvía loco y tomaba cualquier tipo de medidas para disminuir ese déficit”.

Durante el intercambio con los ministros de Dilma Rousseff, la UIA señaló que las firmas brasileñas no tienen dificultades para acceder al financiamiento del Banco Nación mientras que es imposible para una empresa argentina acceder al crédito del Banco de Desarrollo de Brasil. Mantega reconoció esas asimetrías, así como las dificultades para que las compañías argentinas participen de las compras gubernamentales. Los empresarios de la Fiesp visitarán el país el próximo 21 de marzo para consolidar los incipientes entendimientos alcanzados en San Pablo.